martes, 5 de marzo de 2024

Stalin ( I )


 

Tal día como hoy 5 de marzo, pero de 1953, fallecía uno de los personajes más crueles que ha dado la Humanidad: Iósif Vissariónovich Dzhugashvil, alias “Stalin”, o “Koba”. Había nacido en 1878. Contaba, pues, 75 años. Vamos a dedicar unas entregas a este sujeto por aquello de “recuperar la memoria histórica”, o la “democrática”, oiga, amén de comentar algunos libros sobre este nefasto personaje.

Como ya sabrán, este asesino fue uno de los puntos de referencia para muchos comunistas durante la Segunda República Española, y también en tiempos posteriores: “El hombre que más amamos”, “El padre de todos los pueblos”, o “Cada día que pasa es mayor mi admiración por el gran Stalin” (Santiago Carrillo dixit).

Como ya sabrán también, en diciembre de 1.936, en el V I I I Congreso de los Soviets, fue aprobada la Constitución soviética, que fue llamada la “Constitución de Stalin”, “el más grande documento democrático de todos los siglos” ( I ). En un editorial de “Pravda” de ese mismo mes y año, se lee:

“Que delicia es poder dividir la historia de la civilización en dos partes netamente inconfundibles; antes y después de la Constitución otorgada por el gran Stalin” ( I )

La presencia y omnipotencia de este criminal dictador, era proverbial. Un ejemplo:

“Antes de exhibir un filme soviético al público, Chumiatsky (jefe de nuestra industria del filme) lo proyectaba en privado a Stalin. Escuchaba sus consejos que generalmente constituían órdenes, procedía a hacer retoques inesperados. . .las sanciones y las recompensas llovían inexplicablemente”. ( I )

Lo que Stalin decía se convertía automáticamente en una verdad indiscutible que había que expandir a los cuatro vientos. Así, por ejemplo, en marzo de 1935, y ante una promoción de estudiantes de la Academia Militar, dijo:

“Ahora tenemos máquinas, lo que necesitamos, ante todo, son hombres ( I I ). Ni qué decir tiene que “Pravda” se hace eco de estas palabras:

“Nos hemos compenetrado profundamente del inmenso alcance de la nueva consigna del camarada Stalin: ‘Los cuadros lo deciden todo’. Formulamos la promesa de luchar y trabajar de tal suerte que nos hagamos dignos de los desvelos y del afecto de nuestro gran jefe” ( I I )

Miliéro, exmiembro del PC francés, y aviador del Ejército Rojo, nos habla de los slogans stalinistas. Y dice:

“Cada cual se sometía a una especie de examen en el cual su personalidad, más o menos fiel al régimen, quedaba al descubierto. Cada vacilación, cada interpretación insuficientemente ortodoxa era minuciosamente anotada y susceptible de tener consecuencias graves. ‘Es inútil tratar de decir algo mejor que Stalin sobre la cuestión’, decía seriamente uno de nosotros, ‘hay que contentarse con repetir exactamente el contenido de su discurso’. Y los ingenieros presentes se plegaban dócilmente a este catecismo, al cual ya estaban habituados”. ( I I )

Tal parece que Décimo Junio Juvenal, poeta romano de silgo I y principios del II d. de C., tenía razón en su “Sátira IV”, cuando escribía aquello de que “que mi voluntad reemplace a la razón”. Ustedes ya me entienden.

( I ).- “Stalin el terrible”, autora Suzanne Labin, escritora socialista, Editorial Huarpes S.A., Buenos Aires 1947, página 49.

( I I ).- ibídem, página 50

Continuará.



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