Como ya saben, unas personas atacan a Darwin, y otras
defienden a Marx. Lo peor del asunto es que tales ataques y defensas se
producen sin haber leído, ni comprendido, las teorías darwinianas y marxistas.
La cosa es hablar como guacamayos, mirando para el panel ideológico.
Sobre la
teoría de la evolución humana se han escrito y se escribirán muchos libros. Lo
del Diseño Inteligente del ser humano por Dios o un Ser Supremo, parece que
molesta a muchos científicos y enseñantes, aunque éstos no hayan aportado
ninguna prueba sólida a favor del evolucionismo.
Los de la internacional de la mentira, del odio y del terror, omiten que
Charles Darwin jamás excluyó la existencia de un Primer Artífice o Arquitecto.
En su requetenombrada obra "El origen de las especies",
dice que "existe grandeza en esta concepción de que la vida, con
sus distintas facultades, fue originalmente alentada por el Creador en una o
varias formas, y que, mientras este planeta ha ido girando según la constante
ley de la gravitación, se han desarrollado y se están desarrollando, a partir
de un comienzo tan simple, infinidad de formas cada vez más hermosas e
impresionantes". Lo que sucedió, y sucede actualmente, es que las
teorías materialistas, empezando por el mismísimo Carlos Marx, sí se apropiaron
de la teoría evolucionista de Darwin para la defensa de su doctrina, pero,
claro, esta alusión de Darwin a un Primer Artífice o Creador, se omite
intencionadamente para salvar la teoría marxista.
Otros rechazan la idea de un Diseño Inteligente simplemente por principio, no
porque se deduzca a partir de pruebas. Esto, obviamente, de científico no tiene
nada, a pesar de que se dicen “naturalistas”.
El profesor de genética de la Universidad de Harvard, Richard Lewotln, gran
defensor del evolucionismo, ha dicho unas frases que deberían hacer pensar a
mucha gente. Sobre la Ingeniería genética: "tenemos un
conocimiento tan miserablemente pobre de cómo el DNA de un organismo
evoluciona, que me sorprendería que no tuviéramos un rudo golpe uno detrás de
otro". Y añade: "nos ponemos del lado de la ciencia a
pesar de la evidencia de sus absurdos que son algunos de sus constructos".
Desde luego, hay que reconocer que la postura de este señor, en lo que se
refiere a la segunda frase, es totalmente acientífica e irracional.
Es decir, si se encontrase una explicación de tipo inmaterial a esos absurdos
materiales, se excluyen automáticamente, lo que es un procedimiento totalmente
irracional. Por tanto, lo que se está mostrando es un enfoque absolutamente
dogmático del asunto, ya que se descarta cualquier hallazgo o conocimiento de
lo que los evolucionistas o naturalistas no presuponen. Lógicamente, esta
postura no está de acuerdo con los principios de la ciencia. Parece mentira que
los "intelectuales" integrados en el ámbito científico rechacen de
plano el disentir. Así el biólogo Scout Todd dice que "aunque
todos los datos apunten a un Diseño Inteligente, tal hipótesis se excluye de la
ciencia porque no es naturalista".
Los verdaderos científicos, que realmente quieren saber la verdad, se ven
perseguidos y rechazados. Así, un jefe de redacción de la revista New Scientist
(no recuerdo su nombre) comentó con sarcasmo: "dentro del mundo
científico existe un grupo dominante que guarda una escalofriante semejanza con
la Inquisición".
Una "creyente" del evolucionismo, Margaret Mead, antropóloga para más
señas, nos dice que "a pesar de todo, si como científicos asumimos
una postura honesta, debemos admitir que la ciencia no ha descubierto aún ni
una pizca de evidencia concreta que demuestre la validez de dicha teoría”.
En una palabra: es poco científico aceptar el evolucionismo. Sólo se acepta por
un acto de fe, ya que no existen pruebas que confirmen la teoría de la
evolución.
Cuando se descubrió la energía atómica, Albert Einstein dijo: "ahora
que conocemos estos principios de la fisión y fusión nucleares, nos damos
cuenta de que la Tierra tal como la conocemos pudo haber empezado a existir en
un instante». Más claro, el agua.
A pesar de todo lo expuesto, aún hoy la teoría del evolucionismo tiene mucho
predicamento. El origen de este predicamento quizá está en Carlos Marx, en su intento de dar una
explicación irreligiosa y materialista de la creación del Cosmos, vio en la
teoría de Darwin la tabla de salvación. No olvidemos que el Judío Marx, quiso
dedicar la segunda edición de "El capital" a Darwin: "A
Charles Darwin de un auténtico amigo suyo". Otras personas lo traducen
por "de un ferviente admirador a Charles Darwin". Esto trajo
como consecuencia que los líderes comunistas de todo el mundo, aceptasen a ojos
cerrados esta teoría como una realidad absoluta, aunque sin base científica.
Y terminamos con un párrafo de W.H. Thompson, escrito en la introducción de una
edición conmemorativa de los cien años del "Origen de las
especies":
"Esta situación, donde se reúnen hombres a la defensa de una doctrina
que no son capaces de definir científicamente, y aún menos de demostrar con
rigor científico, tratando de mantener su crédito con el público a través de la
supresión de la crítica y la eliminación de las dificultades, es anormal e
indeseable en la ciencia".
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