sábado, 30 de marzo de 2024

“Denuncia contra Sócrates”


 

Así se intitula el libro de Vitali Shentalinski, editorial Galaxia Gutemberg, 2.006, 516 páginas incluido el índice.

Lo que nos cuenta Vitali en esta obra, está sacado de los archivos literarios del KGB, que como es sabido, se han abierto parcialmente. Esta apertura ha permitido escribir varios libros, algunos de ellos ya reseñados en este blog.

 Aquí se nos cuenta todo el terror, toda la persecución, toda la tortura, toda la humillación, toda la represalia empleados por los comunistas contra las personas del mundo de la cultura, ya fuesen escritores, filósofos, simples periodistas, poetas, etc.

 La verdad es que el libro es impresionante. Por él desfilan personas relevantes de la cultura, vilmente asesinadas por órdenes de Lenin y Stalin. Es de verdadero pánico el capítulo intitulado “El barco de los filósofos”, página 225. Allí se nos cuenta, por ejemplo, cómo Lenin ordenó revisar el Código penal: “Creo que se deberían ampliar los casos de aplicación de la pena de muerte, con la posibilidad de conmutarla por el exilio en el extranjero” ¿Qué sucedería si los exiliados regresasen? Lenin lo tenía previsto: “Fusilamiento de todo aquel que regresase del extranjero sin autorización”. Y para ello redactó personalmente, poco antes de morir, una lista de estos “desafectos”, lista que envió confidencialmente a Dzerzhinski. El mismísimo Máximo Gorki, al que Lenin calificaba como su “mejor amigo” y sin embargo le forzó a emigrar con el pretexto de una cura, dijo que el país no “puede vivir sin los creadores de la ciencia y la cultura rusas como tampoco puede vivir sin alma”.

 Pero era igual. Había que obedecer las órdenes de este criminal y asesino. Así en Pravda aparecía: “Dictadura, ¿dónde está tu látigo?” Esto tenía por objeto el ensañarse con una obra del crítico Aijenvald, al que el periódico tildaba de “basura” y “canalla”, viéndose sus familiares y allegados forzados a “huir fuera de nuestras fronteras, hacia la tierra de los vendidos, la que por derecho les pertenece por su estética y su religión”.

 Uno de los episodios más conmovedores es el de Marina Tsvetaieva, probablemente la poetisa rusa más importante del siglo XX. Se le ponen a uno los pelos de punta cuando se narran los apuros por la búsqueda de ropa de abrigo, o de leña, para soportar el invierno de 1939, cuando su hermana fue deportada a un campo de concentración y su marido y su hija Ariadna fueron detenidos, torturados y, el primero de ellos, condenado a muerte. Todo esto lleva a Marina al fatal desenlace del suicido en 1.941.

 La hija de Marina nos cuenta que “todo fue cruel, injusto, falso e inútil”. “Todo comenzó con una calumnia y acabó con la pena de muerte”.

 En fin, lo de siempre: libro recomendado para los de la “memoria histórica” y “democrática”, y para esos pedantes marxistas infumables que dijeron, y dicen, que Lenin fue el personaje más importante del siglo XX. Pero será igual: su fanatismo no tiene límites y les importa un bledo, dos cominos y tres dídimos la historia del totalitarismo comunista y de sus crímenes.



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