Como decíamos en la anterior entrega, seguimos con el
asunto catalán en los tiempos de la Segunda República, asunto comentado por
Manuel Azaña.
Como ya saben, Manuel Azaña huyó a Francia y allí
escribió una serie de artículos entre 1939 y 1940 destacando, entre otros, el
intitulado “La insurrección libertaria y
el Eje Barcelona-Bilbao”, artículo muy “ad hoc” a los tiempos actuales. En
el primer párrafo, se lee:
“Cuanto
llevo escrito sobre la situación de Cataluña durante la guerra, y los
antecedentes recordados para la mejor comprensión de los hechos, parecen
demostrar que nuestro pueblo está condenado a que, con monarquía o con
república, en paz o en guerra, bajo un régimen unitario y asimilista o bajo un
régimen autonómico la cuestión catalana perdure como un manantial de
perturbaciones, de discordias apasionadas, de injusticias, ya las cometa el
Estado, ya se comentan contra él: eso prueba la realidad del problema, que está
muy lejos de ser una cuestión artificial. Es la
manifestación aguda, muy dolorosa, de una enfermedad crónica del cuerpo
español. Desde hace casi siglo y medio, la sociedad española busca, sin
encontrarlo, el asentamiento durable de sus instituciones. Las guerras civiles,
pronunciamientos, destronamientos y restauraciones, reveladores de un
desequilibrio interno, enseñan que los españoles no quieren o no saben ponerse
de acuerdo para levantar por asenso común un Estado dentro del cual puedan vivir
todos, respetándose y respetándolo”
En fin, sin comentarios. Ya saben: “Espanya ens roba” y “Catalonia is not Spain” y, por si fuera poco, la Amnistía, tíos,
tías y “tíes”.
¿Figurará esto en la “memoria democrática” de “Su
Sanchidad” y de Sor Yolanda?
En la próxima entrega veremos algo de lo acaecido en
el año 1933, ya proclamada la República.
Continuará.
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