Como hay que “recuperar la
memoria democrática” de Su Sanchidad, vamos a ello.
“Renovación” que, como ya
sabrán ustedes era el órgano de la Federación de Juventudes Socialistas de España en
tiempos de la II
Republica, que estaba dirigido por Santiago Carrillo, publicaba
el 17 de febrero de 1.934 el “Decálogo del joven socialistas”. Textualmente
decía:
1º.- Los jóvenes socialistas deben acostumbrarse a las
movilizaciones rápidas, formando militarmente de tres en fondo.
2º.- Cada nueve (tres filas de tres) formarán la
década, añadiéndole un jefe, que marchará al lado izquierdo.
3º.- Hay que saludar con el brazo en alto – vertical
- y el puño cerrado, que es signo de hombría y
virilidad
4º.- Es necesario manifestarse en todas partes,
aprovechando todos los momentos, no despreciando ninguna ocasión. Manifestarse
militarmente, para que todas nuestras actuaciones lleven por delante una
atmósfera de miedo o respeto.
5º.- Cada joven socialista, en el momento de la
acción, debe considerarse el ombligo del mundo y
obrar como si de él y solamente de él dependiese la victoria.
6º.- Solamente debe ayudar a su compañero cuando ésta
ya no se baste a ayudarse por sí solo.
7º.- Ha de acostumbrarse a pensar que en los momentos
revolucionarios la democracia interna en la
organización es un estorbo. El jefe superior
debe ser ciegamente obedecido, como asimismo el
jefe de cada grupo.
8º.- La única idea que hoy debe tener grabada el joven
socialista en su cerebro es que el Socialismo solamente puede imponerse por la violencia, y que aquel compañero que propugne lo
contrario, que tenga todavía sueños democráticos,
sea alto, sea bajo, no pasa de ser un traidor, consciente o
inconscientemente.
9º.- Cada día, un esfuerzo nuevo, en la creencia de
que al día siguiente puede sonar la hora de la revolución.
10º.- Y sobre todo esto: armarse.
Como sea, donde sea, y por los “procedimientos que sean”. Armarse, Consigna:
ármate tú, al concluir arma si puedes al vecino, mientras haces todo lo posible
por desarmar a un enemigo.
Conviene recordar que el criminal
Carrillo, jamás de los jamases se le vio en un frente de batalla. En el único “frente”
que se le vio fue en el de los asesinatos, incluso de algunos camaradas suyos.
¿Qué hubiese sucedido si este
decálogo hubiese sido firmado por Calvo Sotelo, José Antonio, Ortega y Gasset,
Marañón, Gil-Robles, etc, etc? Seguro que ustedes se lo imaginan.
Nota.- Lo destacado en rojo
es nuestro. Nos llama la atención el apartado número 3 con lo de “hombría y
virilidad” ¿No tenían nada que decir al respecto las mujeres?
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