Como decíamos en la entrega
anterior, en ésta y sucesivas veremos el avance de las tropas de Hitler, así
como la ingente ayuda militar suministrada por Inglaterra, EEUU y Canadá a la URSS de Stalin, con motivo de
la agresión alemana. Sin esta ayuda, probablemente «Koba» no hubiese podido
derrotar a su antiguo amigo.
Ayuda americana e inglesa a la URSS.
Como vimos en el artículo anterior, las
derrotas sufridas por las tropas soviéticas ante las de Hitler, trajeron como
consecuencia la escasez de todo tipo de suministros y llevaron al Ejército Rojo
casi al borde del desastre. Según el historiador inglés Martin Amis, en su obra
“Koba el Temible”, Editorial Anagrama 2004, 320 páginas, libro comentado
en este blog con fecha 6 de marzo de 2017, se lee en la página 210: «en las primeras semanas de la guerra la Unión Soviética
perdió el 30% de las municiones y el 5% de sus reservas de comida y
combustible. En los tres primeros meses la aviación perdió el 96,4% de los
aparatos (esta asombrosa cantidad es de Volkogonov). A fines de 1941 Leningrado
estaba sitiado y las tropas alemanas se acercaban a los arrabales meridionales
de Moscú. A fines de 1942 había 3,9 millones de prisioneros de guerra rusos, el
65% del Ejército Rojo. Unos días después de iniciarse la operación Barbarroja,
opiniones informadas sostenían en Londres y Washington –y en Moscú– que la
guerra estaba ya perdida.»
Al poco de iniciarse la invasión alemana, el
Presidium del Soviet Supremo publicaba un decreto en el que se anunciaba el
aumento de la jornada laboral intentando, obviamente, aumentar la producción de
material de guerra con el mismo número de operarios. El asunto no fue nada
fácil porque casi toda la industria fue trasladada al Este, que no estaba en
manos de los alemanes. Consecuencias: la producción industrial de la URSS descendió a la mitad
entre los meses de Junio y Noviembre de 1941, siendo el carbón el más afectado
(hasta un 60% menos). Según datos oficiales ofrecidos por el Ministerio de
Industria y Transportes, durante ese período se habían trasladado a la zona
oriental del país (región del Volga, Urales, Siberia oriental, etc.) un total
de 1.523 grandes fábricas. Entre estas fábricas se encontraban las mayores
productoras de armamento, que se calculaban en unas 1.360
La industria de guerra, municiones
principalmente, tenían gran escasez de materias primas: ferroaleaciones,
aluminio, níquel, etc.
La situación no podía ser más desastrosa. Molotov, en un
discurso pronunciado en París el 26 de Agosto de 1946 reconocía las inmensas
pérdidas del Ejército Rojo: los alemanes «habían
destruido 31.850 empresas industriales, que empleaban a 4,5 millones de
trabajadores; arruinado o robado 239.000 motores eléctricos y 175.000
máquinas-herramientas».
Stalin había sido advertido por el servicio
secreto ingles de la invasión. En el otoño de 1940, y a través del agente
secreto Paul Thuemmel, el propio Churchill había advertido al dictador de la
trama. También los agentes Rudolf Roessler y Alexander Rado informaron en Enero
de 1941, es decir, cinco meses antes de la agresión. Otro espía, en este caso
el soviético Richard Sorge, también le había avisado. Todo inútil: Stalin no
hizo ni caso. En un mensaje radiofónico del 13 de Junio, decía a la población:
«Se debe presumir que el envío de tropas
alemanas a las regiones orientales y nordorientales de Alemania esté causado
por motivos que no tienen nada que ver con Rusia.» También Radio Moscú difundió un mensaje el día 20 en
el que decía que las noticias que llegaban sobre la invasión alemana eran «frenéticas invenciones de las fuerzas
hostiles a Rusia».
Pravda, en su edición del mismísimo día del ataque tampoco comenta la noticia,
como no podía ser menos. Mientras el mundo entero se entera y a la vez tiembla,
los ciudadanos soviéticos siguen ignorando los hechos. Es a última hora de la
tarde en un mensaje por radio, cuando Molotov anuncia a la población el ataque
El comportamiento de Stalin ha dado qué
pensar a los historiadores. Después del famoso XX Congreso del PCUS, una
revista soviética reveló que el general Zukov, a la sazón jefe del Estado Mayor
del Ejército Rojo, le había informado telefónicamente del ataque el mismo día 22 a las cuatro de la
madrugada. Stalin se quedó callado y sorprendido y le preguntó a Zukov si
estaba seguro de lo que decía. Ante la respuesta afirmativa de éste, el
dictador interrumpió la comunicación y después de dar órdenes para organizar la
resistencia, inexplicablemente se retiró a su casa de campo de Kunzebo.
Stalin veía la guerra perdida. Desconsolado,
le confiesa a Molotov: «Todo lo que Lenin
ha creado, lo hemos perdido para siempre.»
Ante este panorama de incertidumbre y
desmoralización, los soviéticos no tuvieron más remedio que aceptar la ayuda de
EE.UU., de Inglaterra y, en menor medida, también de Canadá.
Un hecho curioso fue el cambio de actitud de
los comunistas ingleses y americanos. Churchill recordaba que «los comunistas británicos trataron a su
modo de sabotear, durante todos aquellos dramáticos meses de resistencia, los
esfuerzos del país: el pacto germanorruso los ligaba en cierto modo a la
política soviética, que en aquel momento era filonazi, o al menos parecía
serlo. Hasta aquel momento habían denunciado la GUERRA CAPITALISTA
E IMPERIALISTA, pero cambiaron de actitud de la mañana a la noche y comenzaron
a escribir sobre las paredes el slogan PRONTO EL SEGUNDO FRENTE».
En una situación parecida se encontraba el
presidente Roosevelt en América. Con motivo de la ley de Préstamo y Arriendo
aprobada el 11 de Marzo de 1941, creada en el tercer período del New Deal
(nuevo trato, nuevo contrato), se autorizaba la venta de material bélico a
cualquier país cuya defensa se considerase oportuna para la seguridad de EE.UU.
Dicha Ley se aplicó ipso facto a Inglaterra y, un poco más tarde, a
China y a la Unión
Soviética. Pues bien, hasta el mismísimo día del ataque
alemán a la URSS
los comunistas americanos habían entorpecido la labor del gobierno dedicado a
socorrer, como era lógico, a Gran Bretaña. Boicots, manifestaciones, huelgas, etc,
bloquearon los puertos de embarque del material bélico. Pero, ¡Oh, Kalícrates
sapientísimo!, la agresión nazi hace que los comunistas cambien: había que
hacer algo para socorrer a la «patria del
socialismo».
En un mensaje común de Churchill y Roosevelt
enviado a Stalin, se decía:
«Hemos
aprovechado la ocasión que ofrecía el examen del informe del señor Harry
Hopkins al regreso de Moscú, para preguntarnos el modo mejor en que nuestros
dos países puedan acudir en ayuda del vuestro para sostenerlo en la magnífica
defensa que oponéis al ataque alemán. En este momento estamos actuando de común
acuerdo para darles la mayor cantidad de suministros de los que tenéis
necesidad urgente.»
En el mismo mensaje también se lee: «Continuaremos enviándoles víveres y
materiales con la máxima rapidez posible.»
El material bélico recibido por la Unión Soviética
fue el siguiente:
• «De Inglaterra recibirá 7.000 carros de varios tipos (sólo llegarán
4.260. De América 7.056 (llegaron 5.228) y 1.380 de Canadá (llegaron 1.188),
además de muchas decenas de miles de automóviles, coches blindados y
semiorugas» (I)
• «... el bazooka proporcionado por los
EE.UU.» (II)
• «En 1944, Rusia obtuvo de las Armadas
de los EE.UU. e Inglaterra, por la
Ley de Préstamo y Arriendo, 1 acorazado, 8 destructores, 4
submarinos y gran número de pequeñas unidades.» (III)
• «Ingleses y americanos enviaron carros
'Valentine', 'Matilda', 'Stuart' y 'General Lee' cuya eficacia no podía ser más
que mediocre en razón de sus débiles cañones de 40 y 37 mm. Los rusos quedaron más
satisfechos de los carros 'Sherman' M4A2 dotados de cañones de 75 mm y de motores Diesel
G.M.C.» (IV)
• «... los casi 300.000 camiones
suministrados por la industria americana.» (V)
• «... el ejército ruso recibió 8.300
jeeps, 220.000 camiones, 4.200 carros de combate americanos.» (VI)
«Inglaterra envió alrededor de 2.400
tanques a Rusia a través de los acuerdos de Préstamo y Arriendo en 1942.43, y
Canadá 1.300 'Valentine' MkVI y MkVII.» (VII)
• «... otro tipo británico suministrado a
Rusia en 1942 fue el carro ligero 'Tetrarch MkVII'.» (VIII)
• «América suministró alrededor de 2.000
carros medios 'M3 Lee' ligeros y 'Stuart' a Rusia en los primeros seis meses de
1942.» (IX)
• «Los rusos habían construido 30.000
tanques, cañones de asalto y vehículos blindados, cuando se unieron a ellos los
11.000 tanques enviados a Rusia por los aliados.» (X)
• «La URSS recibiría de EE.UU., vía MAP, nada menos que
4.846 'Airacobras' (avión de caza 'Bell P-39 Airacobra'), desglosados de la
siguiente manera: 108 P-39D; 40 P-39K; 137 P-39L; 157 P-39M; 1.113 P-39N y
3.291 P-39Q. También recibió un número indeterminado de 'Airacobra I'
procedentes de Gran Bretaña. De este montante, llegarían realmente a la URSS 4.719. El resto se
perdieron con los buques que los transportaban.»
(XI)
Asimismo, la URSS recibió camiones «Studebaker suministrados por los americanos» para transportar el
«BM-13 Katiuska», que era un proyectil cohete de 82 mm de diámetro. (XII)
Como puede observarse, según las fuentes y
según las fechas, los historiadores discrepan un poco. Sea como sea, lo que no
cabe duda es que la URSS
recibió una cantidad ingente de material bélico procedente de EE.UU. y Gran
Bretaña principalmente.
Notas:
(I) La segunda guerra mundial, Tomo II, SARPE, 1978, pág. 445.
(II) Op. cit., pág. 553.
(III) Enciclopedia Universal Ilustrada
Europeo-Americana, Espasa-Calpe, suplemento 1945-198, pág. 1063.
(IV) J. Moline, Los acorazados del mundo 1917-1967,
pág. 49.
(V) J. Moline, Los acorazados..., pág. 52.
(VI) J. Moline, Los acorazados..., pág. 59.
(VII) Tanques soviéticos de combate, pág. 7.
(VIII) Tanques soviéticos de combate, pág. 7.
(IX) Tanques soviéticos de combate, pág. 34.
(X) Historia del tanque, pág. 47.
(XI) Enciclopedia de la aviación militar española,
pág. 1120.
(XII) La segunda guerra mundial, Tomo II, SARPE,
1978, pág. 607
Continuará.