viernes, 20 de febrero de 2009

No al canon informático


Pinchen en la siguiente URL y verán a "Canon El Bárbaro":

http://www.youtube.com/watch?v=6UNGPogYYeI

Como ya saben ustedes, se va a aplicar un canon a todos aquellos aparatos que puedan servir para la copia de productos musicales o gráficos, es decir, se aplicará al comprar cds, dvds, mp3, mp4, grabadoras, discos duros, scaners, etc, etc. La justificación de la aplicación del canon, es que si se copia algo, hace perder dinero a sus autores. El dinero irá a parar a la SGAE. Otra cosa es que vaya a parar a los autores.

Según las cuentas que han hecho algunos, la recaudación por la aplicación del canon de marras puede quintuplicar lo que se perdería por derechos de autor.

Para el Gobierno esta medida es justa, pues dicen que ya que se va a copiar, que se pague antes.
Por esta misma razón, se podían subir los precios de los automóviles por las posibles infracciones que pudieran cometer los conductores. Es decir, el Gobierno viene a tratarnos como delincuentes en potencia: ya que vais a copiar, pagad primero.

Esto hace pensar en lo siguiente: todo delito tipificado, no será tal hasta que el juez así lo dictamine. Por tanto, nadie puede obligar a pagar una multa antes de cometer el delito. ¿Dónde queda la presunción de inocencia?

Hagamos otra consideración: es lógico que si se compra un libro, o se va al cine, por ejemplo, se pague un recargo que vaya a parar a manos del autor. Pero si se compran los artilugios antes mencionados (cds, dvds, impresoras, scaners, etc), y se pagan por adelantado las copias, fotocopias, scaners de documentos y fotos, etc, que se pueden hacer, entonces se estará habilitando a la gente a la delincuencia, además de estar estafando porque no hay relación entre lo que se compra y lo que se paga.

Como se puede ver, el asunto no tiene sentido, aunque a lo mejor se quieran compensar determinados favores políticos a determinados titiriteros de lo políticamente correcto.

Luis David Bernaldo de Quirós Arias

jueves, 12 de febrero de 2009

Cuanto peor . . . mejor


Le pido a Dios que no sea así, pero lamentablemente, a mí, enemigo de la democracia, enemigo mortal del sistema liberal capitalista que nos oprime, me agobia la situación que padecemos todos los españoles, y de corazón le pido a Dios que no sea así, que esté yo equivocado, que el enemigo de España y del hombre, la democracia, el sistema liberal capitalista, esté en el camino recto y yo en el camino equivocado. Que sea yo, y no España, no la Hispanidad, no la Humanidad el condenado a la debacle.


Lamentablemente para mí, no es esa mi percepción de la vida. Lamentablemente para mí, que no para la generalidad de la sociedad, el sistema que se define como ideal, como matriz de vida, es el sistema más perverso que puede sufrir una persona, una sociedad; el sistema más perverso que puedo sufrir yo mismo y la sociedad de la que formo parte.


Para percatarme de esa esencia no necesito sino vivir a diario la hediondez que me circunda, puesto que dentro de la perfección humanista que conforma mi familia y el entorno íntimo de las personas que me rodean, no puedo sentirme ajeno a la comunidad amplia, a la sociedad, a la Patria, a la Humanidad; a esa misma que se encuentra esclavizada en el más amplio y en el más concreto de los sentidos.


Gracias a mis círculos íntimos puedo seguir viviendo; gracias a mis círculos cercanos, humanos, puedo seguir teniendo esperanza dentro de un mundo deleznable, necesitado de una hecatombe social que de al traste con una sociedad antihumana como la que nos oprime.


Nada de lo existente es admisible. Nada es defendible. Es preferible la necesidad absoluta: la penuria, el hambre... y la Libertad, y la Justicia, y la PATRIA ... a la esclavitud y a la saciedad. Saciedad, ¿de qué?, de vicio, de mentira, de incultura.


Es hora de que el pueblo español reaccione y decida sobre su porvenir. ¿Cuanto peor, mejor?.




¿Para quién?


Cesáreo Jarabo

miércoles, 11 de febrero de 2009

Galicia bilingüe y el odio


El nacionalista gallego, Anxo Quintana, después de condenar ‘todo tipo de violencia’ justificó los ataques a ‘Galicia Bilingüe’ por ‘fomentar el odio contra el gallego’. ¿Qué han hecho estos manifestantes tan violentos para merecer estas palabras del político nacionalista? Resulta que ‘Galicia Bilingüe’ es una asociación privada sin ánimo de lucro que organizó una manifestación pacífica el día 8 de Febrero de este año, en Santiago de Compostela. El lema de la manifestación era: ‘Galicia es bilingüe. Quiero libertad de elegir’. ¡Qué barbaridad! ¡Pedir libertad en democracia!

Lo más grave es que este tipo, el nacionalista Anxo Quintana, forma gobierno con el socialista Touriño. El de las sillas a 2.400 euros cada una y un coche mejor que el de Obama. Y tan amigos.

¿Qué sentido tiene la frase ‘fomentar el odio contra el gallego’? Por supuesto, es una idiotez, pero rasquemos un poco para descubrir el trasfondo. Este político nacionalista está acusando a unos pacíficos ciudadanos, que piden libertad para elegir la lengua en que hay que enseñar a sus hijos, de odiar el gallego. ¿Por qué? No pretendo hacer ningún análisis psicológico de este nacionalista, sino recordar que los odios suelen preludiar, o alentar, cosas peores. Con independencia de que la persona que acusa de odios (en este caso Quintana), quiera (o no) que se produzcan violencias.
Por ejemplo, los nazis alentaban el odio a los judíos, y todos conocemos como terminaron. Paul Joseph Goebbels adoptó una serie de principios de propaganda. Uno de ellos era el ‘Principio de simplificación y del enemigo único’. Es decir, ‘adoptar una única idea, un único símbolo.


Individualizar al adversario en un único enemigo’. En nuestro caso, los ‘enemigos’ son los que exigen libertad para elegir entre las dos lenguas oficiales. Los nacionalistas, por el contrario, se fanatizan con el monolingüismo gallego y declaran ‘enemigo’ al discrepante. Finalmente, quieren imponer este monolingüismo (sólo gallego) a los demás. A las buenas o a las malas. Como han hecho sus ‘hermanos’ en las Vascongadas y en Cataluña.

Los rojos españoles alentaban el odio a los sacerdotes, a las monjas y a la Iglesia Católica. El resultado fue la mayor persecución religiosa de la historia occidental. Sí, han leído bien, dado que otras persecuciones de este tipo fueron de carácter más general. Es decir, contra los creyentes. Los rojos españoles, en cambio, asesinaron y torturaron, casi exclusivamente, gentes del clero.

Los comunistas también utilizaron términos relativamente sencillos pero movilizadores: entre ellos, la lucha de clases y el odio a la burguesía, el odio al capitalismo. Vean, por ejemplo, lo que dijo V.I. Lenin, en un discurso en la I Sesión del III Congreso de las Juventudes Comunistas de Rusia, el 2 de Octubre de 1920:

“Así, a pesar de condenar la vieja escuela, a pesar de alimentar contra ella un odio absolutamente legítimo y necesario, a pesar de apreciar el deseo de destruirla, debemos comprender que hay que sustituir la antigua escuela libresca, la enseñanza memorista y el anterior adiestramiento autoritario, por el arte de asimilar toda la suma de los conocimientos humanos”.

En resumen, una usual y miserable estrategia utilizada por los totalitarios, es la de deshumanizar al enemigo para que, cuando sea insultado, agredido, torturado o asesinado, no se tenga conciencia de hacer algo malo. Al contrario, se tenga conciencia de que se está limpiando la sociedad de tipos previamente deshumanizados, gracias a la propaganda totalitaria. Una manera de deshumanizar a un grupo (por ejemplo, los gallegos que reclaman libertad de elección de lengua) es acusarles de ‘odiar’ el gallego.

Aunque sea mentira. Todos saben aplicar lo que decía el nazi Goebbels: ‘Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad’.

Esta locura totalitaria y violenta, es ‘comprendida’ en ocasiones por la prensa progresista y por las personas progresistas. De esta errónea y perversa ‘comprensión’ se han aprovechado los nacionalistas durante los últimos treinta años. Recordemos que han dividido su trabajo. Unos ‘mueven el árbol’ y otros ‘recogen las nueces’. Es decir, una parte de los nacionalistas se proclama fervorosamente democrática pero, al mismo tiempo, se aprovechan de la presión, de las amenazas y coacciones de la otra parte. Es una obviedad que no merece más comentarios.

Además de la coacción, amenazas e insultos de los nacionalistas, hay una base ideológica. Débil e inconsistente pero que les resulta suficiente. Se trata de la entificación o sacralización de ciertas entidades como la lengua o la nación. O sea, los ‘animales metafísicos’ favoritos de los nacionalistas. Ellos están por encima de las personas individuales. En el sentido de que, si hubiera conflicto de intereses entre los individuos de carne y hueso y el ‘animal metafísico’ (en este caso, el gallego) habría que someterse a los deseos e intereses de este último.

¿Cómo lo podemos saber si la lengua no habla por sí misma? Por sus legítimos sacerdotes, los nacionalistas que dicen representarla. Por tanto, la lengua (o la nación) se convierte en una realidad independiente de los individuos, y superior a ellos. De ahí que podamos hablar de ‘lingüismo esencialista’ o ‘nacionalismo esencialista’, para referirnos a la sacralización de la lengua o la nación, típicas de los nacionalistas. Esta mentalidad totalitaria, entre cuyos orígenes están Herder, Fitche y el Romanticismo alemán del siglo XIX, es la que amenaza, insulta y coacciona a los ciudadanos que piden libertad.

Y los socialistas, en vez de ir del brazo de los que piden libertad, van del brazo de los totalitarios. Que cada uno vote en conciencia. Si la tiene.

Sebastián Urbina.

La derecha y Rosa










Es, probablemente, cierto que diciendo las mismas cosas queden mejor en boca de Rosa Díez que en la de Mariano Rajoy. No es, o no solamente, un problema de ‘gancho’ o de carisma personal. Es algo más.

lunes, 9 de febrero de 2009

La lupa


Cuentan, dicen, afirma el rumor popular que la empresa "Mercadona" tiene previsto regalar una lupa a sus clientes.

¿Qué por qué tanta magnanimimidad?. Sigue contando el bulo popular que semejante medida la tiene prevista para contrarrestar la política de ataque al idioma español que esta empresa, siguiendo la estela marcada por los tiranos, está llevando a cabo en sus establecimientos con relación al idioma español.

Y es que, la nueva moda implantada en esta cadena de supermercados es la de rotular de manera convenientemente visible sus artículos, pero en catalán, acompañando el rótulo con una minúscula transcripción de lo escrito, esta vez en español.

Resulta una medida ridícula y estúpida propia de las mentes tartarinescas que ya hace décadas hicieron lo propio en Cataluña, con una voluntad manifiesta por parte del enano de perseguir al gigante; al mismo gigante que justifica y posibilita la existencia del enano.

Y el enano no se da cuenta que al gigante la medida no llega a causarle tan siquiera cosquillas, pues ni en Cataluña han conseguido limitar el uso del español, ni por supuesto en la Comunidad Valenciana lo van a conseguir.

Lo que sí consiguen, sin lugar a dudas, es dar muestras de su caciquismo; es dar razón a una de las pocas sentencias de Adolfo Muñoz Alonso con la que personalmente no estoy de acuerdo, y que afirma que las lenguas vernáculas van en detrimento de la Patria.

Personalmente soy catalanoparlante; leo con total fluidez catalán (y por supuesto valenciano), y si no escribo es, sencillamente, porque al hacerlo en español llego a la gente que llegaría en catalán y tengo acceso a cuatrocientos millones de personas más, cuya idiosincrasia es similar, aunque además de español hablen vasco, gallego, quiché, guaraní o cualquier otro idioma hispánico.

Y es que, aunque no hable guaraní, es tan patrimonio mío como el valenciano, y la historia ha hecho que la Hispanidad sea capaz de entenderse con un idioma común, al que me permito llamar, no ya español, que ese es el que se habla en España, sino Hispánico... aunque Tartarín se sienta molesto y pretenda imponer sobre el Hispánico las partes menos desarrolladas de nuestra cultura, que las estimamos, las usamos y las fomentamos, pero que bajo ningún concepto admitimos que sean puestas en igualdad, porque no hay nada tan injusto como tratar como iguales cosas que por naturaleza son desiguales... salvo presentar como superiores a las inferiores.

Así, la medida de Mercadona me parece como digo, ridícula, como ridícula es la medida que las administraciones públicas han impuesto en los colegios, marginando de la cultura hispánica a los educandos, en beneficio de una cultura aldeana que utiliza el idioma vernáculo como lengua vehicular y que es usada por los enanos torticeros, estúpidos, cobardes y taimados como arma arrojadiza contra el gigante generoso, que ya va siendo hora que se desperece y como un Gúlliver se levante y de al traste con las amarras de los liliputienses... para beneficio de todos y también, justamente, para beneficio de los liliputienses.

Cesáreo Jarabo

domingo, 8 de febrero de 2009

Democracia y límites


En un tiempo de cuyo momento no quiero acordarme, un catedrático de economía, defendía (en un programa de debate) que no podemos dejar al margen a unos doscientos mil votos de la llamada izquierda abertzale, en el País Vasco. ¿Qué se quiere decir? De manera explícita o implícita, que lo que se haga según los procedimientos democráticos es bueno. Por definición. Y debe respetarse.

En primer lugar, no es aceptable que se cuenten doscientos mil votos (más o menos) como votos democráticos, al margen del contexto en que se produce la votación y de los fines que se persiguen. Es bien sabido que en el llamado País Vasco (a partir de ahora ‘Comunidad Autónoma Vasca’/CAV) no hay libertad de expresión. ¿Cómo? ¿Acaso no puede Ibarretxe decir lo que le parece? ¿Acaso no puede hablar con libertad Otegui, el hombre de paz? Por supuesto. Pero todos sabemos (los que queremos saberlo) que hay muchos otros que están amenazados. Que su libertad está seriamente amenazada. Y su vida. Curiosamente, son los críticos del nacionalismo.


¡Qué cosas!

Creo que no se me olvidarán nunca las palabras del hermano de Ignacio Uría, asesinado por ETA. Me parece que iban o salían del funeral cuando un cámara de televisión se le acercó para hacerle unas preguntas. Respondió: ‘... después de habernos arrastrado toda la vida...’. Por supuesto, estas palabras del hermano son interpretables. Pero no me cabe duda de su significado. Lo que nos decía es que su familia había callado toda su vida para no sufrir consecuencias desagradables. No se habían atrevido a decir lo que pensaban. Creyeron que así estaban a salvo. A salvo de la banda terrorista. Pero no fue suficiente. ¡Y habían estado de rodillas!

Pues bien, aún en el caso de que hubiera doscientas mil personas dispuestas a votar a Batasuna (o las siglas que convengan), no todo vale. Y no todo vale porque la democracia está ligada, fundamentalmente a un problema de límites. Dice Popper: ‘... la supervivencia del término ‘democracia’- que en griego significa ‘gobierno del pueblo’- muestra que el platonismo y la cuestión ‘¿quién debe gobernar?’ son desgraciadamente aún muy influyentes aunque, afortunadamente, en la práctica la democracia siempre ha intentado tratar la cuestión más importante de la política: la evitación el despotismo’.

¿Qué caracteriza al poder despótico? La ausencia de límites. ¿Es que no hay límites en la CAV? Tomemos la distinción de Popper entre dos tipos de gobierno: aquellos en que los gobernados pueden cambiar al gobierno sin baño de sangre, y los que sólo pueden hacerlo mediante un baño de sangre. Llamamos tiranía a este último tipo de gobierno y democracia al primero. Pero ¿es que habría un baño de sangre si el PNV fuese removido del poder?

Si en circunstancias ‘normales’, los que ‘mueven el árbol’ extorsionan, secuestran y asesinan a los críticos del nacionalismo ¿qué pasaría si los no nacionalistas gobernaran en la CAV? No me refiero a Patxi López, que via Eguiguren, (se dice) todavía mantiene conversaciones secretas con el entorno de ETA. No, estos socialistas van del brazo con los nacionalistas. Me refiero al PP y UPyD. ¿Qué pasaría si gobernaran estos dos últimos partidos? No hace falta ser el mago Merlin para aventurar que las extorsiones y coacciones aumentarían. Y tal vez, los atentados.

¿Es este el contexto que solemos denominar democracia? Yo creo que no. La patología nacionalista, amparada por los que ‘mueven el árbol’ ha criminalizado y perseguido a los que no son nacionalistas. Se dice que los socialistas vascos se han acercado a la llamada ‘izquierda abertzale’ (la vinculada a la banda terrorista) para poder gobernar. ¿Es esto normal? ¿No vivimos una maloliente mentira? ¿No se han tenido que marchar de la C.A.V. más de doscientas mil personas por miedo a ser asesinados? ¿Y es esto democracia?

Si tengo razón, vivimos una farsa. Trágica y ensangrentada, pero farsa. Dudo que las farsas terminen bien. Porque, o sigue la farsa y aumenta así la infamia y la indignidad, o no sigue. Pero, en este último caso, los beneficiarios de la actual farsa no aceptarían de buen grado dejar el poder a los llamados ‘españolistas’. No habría alternancia pacífica. ¿Es esto democracia, o tiranía?

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