Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre la
organización de estos totalitarismos.
Aparte de la organización estatal compuesta por una “nomenklatura”, las
organizaciones que pudiera crear el “pueblo soberano”, tenían que estar
compuestas por adictos, adeptos y afiliados, obviamente, al partido.
Además de estas organizaciones, se crearon las “sociedades secretas”,
naciendo de aquí la policía secreta que controlaba, y controla, los componentes
del partido, amén de controlar y perseguir a los expías de otras naciones.
Como no podía ser de otra manera, se creó una lista de infracciones, de
faltas, de culpas, de delitos, etc, para castigar a los “delincuentes” con
penas de muerte y campos de concentración.
De esta forma se conseguiría “el porvenir radiante de la Humanidad”,
y la creación del “hombre nuevo”, oiga.
En la
próxima entrega veremos algo sobre el origen del totalitarismo.


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