Como ya es
sabido, el Tribunal de Justicia de la UE sostiene, mantiene y defiende que el
embrión (algunas dirán la “embriona”), es un ser humano desde su concepción.
Pero hay por ahí determinados sujetos, sujetas y “sujetes” que no admiten esto.
No les importa el principio de “no contradicción”, que dice, más o menos, que
una proposición y su contraria no pueden ser verdaderas a la vez. Ahora, según
los sujetos, sujetas y “sujetes” antes mencionados, además de ciertas
“miembras”, sí es posible ser humano y no serlo a la vez. “Un feto es un ser vivo, pero no
podemos hablar de ser humano”, ha dicho la ínclita e inefable Bibiana Aido
en su día.
Si la UE, basada en criterios científicos, prohíbe la eliminación de embriones
que tengan horas de existencia, ya que los considera que son seres humanos,
paradójicamente promociona la eliminación de dichos embriones por meros
criterios políticos. El relativismo, el nihilismo y también el cinismo, quedan
aquí patentes.
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