domingo, 17 de marzo de 2024

Hambre, carestía, miseria, desdicha, pánico, terror, mentira, odio . . . ( I I )


 

Al noble pueblo ruso, ante tanto engaño y mentira, sólo le quedaba la chanza y el chascarrillo. Ejemplo. En uno de los muchos mítines de propaganda del partido, un trabajador pregunta al mitinero: “¿Qué quiere decir el término caos?”. El orador responde “No estoy autorizado para hablar de agricultura”.

Más ejemplos. Un jerarca soviético dice con jactancia, orgullo y prepotencia que “pronto será comunista todo el mundo”. Un trabajador le pregunta: “En tal caso, ¿dónde podremos comprar alimentos?”

Discretamente un ruso le pregunta a otro: “¿Cómo ves el país?”. El preguntado responde: “Mejor que el año próximo”

Preguntado un ruso sobre si hay economía planificada, responde: “En efecto, cuando falta el jamón faltan también los huevos y otras cosas”

Preguntaban también si el comunismo se podría construir en Liechtenstein. “No porque es un país demasiado pequeño para una desgracia tan grande”

Otro. “anuncio: cambio apartamento lujoso, cuatro habitaciones, contra agujero en el muro de Berlín, perforado en un buen sitio”

Cuando empezó la forzosa colectivización el campesinado, desesperado, prefirió sacrificar el ganado antes que entregarlo al Estado. Prendieron fuego a cuadras y graneros y quemaron cosechas. También mataron a centenares de agentes del gobierno. La hambruna llegó a su punto más álgido en 1932-33 cuando los oprimidos agricultores sólo cultivaron lo imprescindible para su propio sustento.

En los años 1921-1922, época de Lenin, a quien el premio Nobel de Literatura Iván Alexéievich Bunin calificaba como “aquel imbécil moral congénito”, y del que un pedante marxista infumable decía que este sujeto había sido “el personaje más importante del siglo XX”, también se había sufrido otra hambruna gigantesca por los mismos motivos: requisas y embargos de trigo a los campesinos sin compensarles con nada a cambio. El estraperlo surgió inevitablemente, a lo que respondió el régimen con una represión brutal.

Bien es cierto que, mientras la hambruna stalinista no fue reconocida, la leninista sí lo fue: el propio Gorki formó una comisión de ayuda humanitaria y el futuro presidente de los EE.UU., Herbert Hoover, hacía campaña en su país para conseguir ayuda alimentaria para la Unión Soviética.

“En esta época, 1921, la serie de medidas políticas etiquetadas retrospectivamente Comunismo de Guerra se estaba abandonando en beneficio de la Nueva Política Económica (NEP), que legalizó el mercado negro que alimentaba a las ciudades, aunque no sin problemas. El resultado neto del Comunismo de Guerra fue la destrucción de la base industrial y la peor época de hambre que conoce la historia europea”. ( I )

 ( I ).- “Koba el Temible”, Editorial Anagrama 2004, autor Martin Amis, página 38. Este libro lo tenemos comentado en este blog con fecha 10 de marzo de este año 2024.

Continuará.




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