martes, 23 de noviembre de 2010

Las penas de doña Rafaela Romero


Todo el mundo se sorprende porque doña Rafaela Romero esté aterrorizada con el posible asesinato de su heroico y honesto marido.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Ignorante y paleto


La verdad es que le entra a uno sonrojo ajeno viendo el comportamiento y actuaciones del inefable e ínclito ZP cuando se entrevista con algún que otro colega suyo. Le dicen cosas, muchas de ellas en inglés, idioma del que no sabe ni papa, y lo único que hace es sonreir. Podía haber dedicado algunas horas al aprendizaje de esta lengua en vez de perder el tiempo en decir bobada tras bobada.

jueves, 18 de noviembre de 2010

La nueva historia de La Nueva España


Sigue la Nueva España inventándose la reciente historia de España.
La batallita era sobre las barbaridades que hacia el terrible general don Camilo Alonso Vega, sin respetar ni siquiera a la prensa extranjera.
Veamos:

“Cierre de bares. «Llegó la enfermedad final de Franco y hubo que cubrir aquello en El Pardo y en el Hospital de la Paz. Cuando el enfermo estaba todavía en El Pardo, aquello se había llenado de corresponsales nacionales y extranjeros en un invierno que fue durísimo. Había sucedido que Camilo Alonso Vega, ministro de la Gobernación, mandó cerrar los bares y los chiringuitos de la zona, tal vez porque se tomaban más copas de la cuenta y se cantaba, y todo eso. Entonces los periodistas pasaron a formar una caravana de coches en las cunetas”
Ladislao de Arriba, La Nueva España, 16-11-10,
http://www.lne.es/asturias/2010/11/16/toco-corregir-discurso-adolfo-suarez-despidio-movimiento/994921.html

Pero héteme aquí que el duro general, ni era ministro, ni era general, ni era nada.
Había muerto en 1971, cuatro años antes, y había dejado se ser ministro de la Gobernación en 1969, seis años antes.

El muy exacto diario ya nos había ilustrado que contra Franco, en el 36, estaba toda la intelectualidad española (Arias Arguelles-Meres). Pero casualmente Ortega y Gasset, decía:

A Marañón (17-6-37): “las notas de Franco son cada vez más acertadas y en su punto”. 23-8-37. “Miguel y José llevan ya una semana en plena batalla del Turia…”. Cartas del archivo de G. Marañón. Marino Gómez Santos, Españoles sin fronteras, Planeta, Barcelona, 1.983, p.124,132.

“Hace unos días, Albert Einstein se ha creído con derecho a opinar sobre la guerra civil española y tomar posición ante ella. Ahora bien, Albert Einstein usufructúa una ignorancia radical sobre lo que ha pasado en España ahora, hace siglos y siempre. El espíritu que le lleva a esta insolente intervención es el mismo que desde hace mucho tiempo viene causando el desprestigio universal del hombre intelectual, el cual, a su vez, hace que hoy vaya el mundo a la deriva, falto de pouvoir spirituel…”. J. Ortega y Gasset, Epilogo para ingleses, Rebelión de las masas, Madrid, Ediciones de la Revista de Occidente, colección el arquero, 1960, p.308,9”.

Marañón decía:
A Menéndez Pidal (3-1-37): “mi hijo esta allí (con Franco)… Si los rojos ganaran, yo no volvería, jamás, a España. Carta del archivo de Menéndez Pidal. Cartas del archivo de G. Marañón. Marino Gómez Santos, Españoles sin fronteras, Planeta, Barcelona, 1.983, p.100.

En Montevideo: (6-3-37): “Hube de comparecer dos veces ante checas, una de ellas presidida por una mujer, en las tapias de la Casa de Campo; otra vez me llamaron a declarar en el llamado tribunal popular… Cuando salí de España y dije, sencillamente, que esto no me parecía muy liberal, me declararon enemigo del pueblo; y un escritor de un país americano, comunista y católico, me llamó en un articulo el nuevo Torquemada español. G. Marañón, Las pedanterías del crimen, El Pueblo, Uruguay, Montevideo,. Y Liberalismo y comunismo, OC, tomo IV, p.381,2.

A Pijoán, en noviembre del 37 y este le remite la carta a Menéndez Pidal: “… Ahora he visto, durante cinco meses, lo que es esta gente: no hablo de crueldad. Ésta existirá mientras haya guerras y revoluciones. Quizá en pocas como en ésta. Lo terrible es el robo, la infamia, la cobardía de los dirigentes, la falta de lealtad con el pueblo (en Madrid, cuando yo me fui, a mediados de diciembre, creían aun que los militares no habían tomado Toledo). Y el robo libre. Asco, asco, asco, infinito y definitivo. ¡Pensar que el ministro de Justicia, Oliver, tiene 300 años de condenas, sobre su cabeza, por delitos vulgares! Y que las naciones civilizadas siguen tratando con ese gobierno”. Carta del archivo de R. Menéndez Pidal. Marino Gómez Santos, Españoles sin fronteras, Planeta, Barcelona, 1983, p. 94.

2-1-38. Marañón le escribe a Ayala: “Yo tengo tal fe en que la causa nacionalista es la causa de España, que la mantendría, con todas sus consecuencias”. Carta del archivo de G. Marañón. . Marino Gómez Santos, Españoles sin fronteras, Planeta, Barcelona, 1983, p.161.

Pérez de Ayala decía:
30-9-36.A Pérez de Ayala le coge el Alzamiento en Madrid. Protegido por la embajada inglesa consigue huir, junto con su familia, embarca en el destructor inglés Douglas, Marino Gómez Santos, Españoles sin fronteras, Planeta, Barcelona, 1983, p .162.
29-6-37. Escribe a Franco desde Londres: “Mi querido General… hacer llegar a usted directamente, lo primero, mi adhesión más sincera, y después, el ofrecimiento de mis humildes servicios… Su leal.” Carta del archivo de Editorial Planeta. Marino Gómez Santos, Españoles sin fronteras, Planeta, Barcelona, 1983,167.

10-6-38. Publica una carta, en el The Times de Londres, que titula “El futuro de España- La causa Nacionalista: Estoy enteramente de acuerdo… con las declaraciones… del portavoz del general Franco... El respeto y el amor por la verdad moral me empujan a confesar que la República Española ha constituido un fracaso trágico… cierto que ya no hay republicanos en uno u otro lado... Me enorgullece y honra tener mis dos hijos sirviendo como simples soldados en la primera línea del ejército nacional”. La firma como antiguo embajador de la República en Londres. R. Pérez de Ayala, Tributo a Inglaterra, Madrid, Aguilar, 1963, p.262.

Casualmente también eran los tres intelectuales de más fuste de la República.
Tanto es así que los mismos republicanos les llamaban “los Padres de la República”

Anécdotas de este estilo publica LNE con demasiada frecuencia.

Francisco Alamán Castro

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