El título completo del libro es “Las redes del terror. Las policías secretas comunistas y su legado”,
autor José M. Faraldo, Editorial Galaxia Gutemberg, primera edición setiembre
2.018, 337 páginas, incluido índice.
El libro consta de dos capítulos genéricos intitulados
“Historia de Laura I”, e “Historia de Laura I I”, con nueve
subtítulos, de los que destacaríamos “Del Terror Rojo a la Guerra Civil”, páginas
49 a 69; “El Estado de vigilancia: de
Stalin al KGB”, páginas 91 a 105, y “Las
policías políticas comunistas y España”, páginas 137 a 178, en donde se ve
la colaboración con ETA.
Este es otro de los muchos libros que los de la
internacional de la mentira, del odio y del terror, no dicen ni mu.
Nos cuenta el autor que en diciembre de 1917, el
aupado e ideólogo Lenin, junto a F. Dzierzynski, crearon lo que se denominó con
el rimbombante nobre “Comisión Panrusa Extraordinaria para combatir el sabotaje
y la contrarrevolución”, es decir, la Cheka, que fue una bestial máquina
represiva, fuera de todo control judicial, y que dependía única y
exclusivamente del partido comunista. Así, el mismo Dzierzynski decía que “defendemos el terrorismo organizado, esto
debe ser admitido con franqueza”.
También nos cuenta el autor que, al final de la I I
Guerra Mundial, la cheka se internacionalizó, destacando los casos de la Stasi
de la Alemania comunista; la Securitate rumana, y el SB polaco.
En lo que se refiere a España, se ven las actuaciones
de estas policías secretas, que vigilaban a diplomáticos, exiliados, así como
el sostenimiento del PCE, además de relacionarse con ETA. También nos habla el
autor en la página 151 de la “Radio España Independiente. Estación pirenaica”,
que estaba asentada en Bucarest, no en los Pirineos. (Esta emisora la hemos
escuchado varias veces en nuestra época de juventud. La verdad es que le damos
muchas gracias por las mentiras que decían constantemente. Una de ellas fue la de
que, en una tarde del año 1958, había habido en Oviedo una manifestación de
estudiantes en el Campo de San Francisco, siendo reprimida dicha manifestación
por la policía con un montón de muertos. Curiosamente, esa misma tarde
estuvimos nosotros, con varios parientes, en dicho Campo viendo la jaula en la
que estaba la pareja de osos “Petra” y a “Perico”, y no vimos nada de lo dicho
por la “Pirenaica”. Dicha emisora terminaba sus emisiones: “Españoles: Fuera
Franco y Falange del poder ¡Viva la República!” Nos acordamos de esto
perfectamente).
Como es sabido, aunque se niegue a pies juntillas, la
revolución comunista rusa tuvo como modelo la francesa, con su consabido
terror. A tal efecto, el mismo Leon Trotski, asesinado en Méjico por el
comunista catalán Ramón Mercader en agosto de 1940 por orden de Stalin, decía:
“Te
indignas con el terror desnudo que estamos aplicando contra nuestros enemigos
de clase, pero déjame decirte que dentro de un mes como máximo asumirá formas
mucho más espantosas, modeladas sobre el terror de los grandes revolucionarios
franceses. No la prisión, sino la guillotina esperará a nuestros enemigos”.
Y terminamos con un párrafo que se lee en la página
30:
“La
realidad era, sin embargo, que las policías políticas – como mecanismo de
construcción de las dictaduras totalitarias – no buscaban lograr el apoyo, la
ayuda ni el consenso de los ciudadanos. No había recompensa para los que
delataban porque, en algún momento, la rueda podría volverse contra ellos. Esto
sucedió durante las fases totalitarias del sistema: especialmente, el
estalinismo en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) durante los
años treinta, cuarenta y principios de los cincuenta y en la fase de
construcción de los gobiernos comunistas en los otros países europeos entre
1944-1945 y 1953-1956”.
En fin, recomendamos leer este magnífico libro que,
junto con otros que ya hemos comentado en este blog, da a conocer todo el
terror y el horror, amén de otras cosas, de los sistemas comunistas.
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