Electoralismo y carnaval
Como ya saben, las elecciones son financiadas con el
dinero de todos los españoles, y para lo único que servirán será, como siempre,
para dividir, enfrentar y crispar al “pueblo soberano”. La “convocatoria”
electoral cuesta millones de euros ¿Por qué no la pagan los políticos con el
dinero de su bolsillo? El tinglado está servido.
Obviamente, los partidos que son los que montan dicho
tinglado, transmitirán a todo el electorado su mejoras, con su “fe
democrática”, su “civismo”, sus promesas, etc, etc.
Pero en el fondo lo que subyace es el poder y el
dinero. Sobre esto mienten y niegan, aunque siempre habrá el “fiel electorado”
que está dispuesto a pagar para que le engañen por enésima vez. Es la
“contienda cívica”, oiga.
De lo que se trata es hacer política electoralista, y
no verdadera política. El espectáculo es lo que importa. Es como si fuese un
carnaval con sus correspondientes disfraces, bailes y gritos. Y para más
aturdimiento del “pueblo soberano”, estulto e ignorante, se mezclan conceptos
tales como gobierno y estado, política y religión y, si nos apuramos un poco,
hasta cuerpo y alma… El caso es embarullar y montar un auténtico galimatías
para que los conceptos mencionados pierdan su verdadero sentido y exactitud.
Para ello cuentan con todos los medios de propaganda, difusión, transmisión y
enseñanza.
En fin, el resultado de todo esto ya lo sabemos: un
país dividido, descoyuntado, roto, resquebrajado, sin cultura, sin moral y,
sobre todo, sin políticos.
España tendrá un futuro muy negro si seguimos
empecinados y obstinados en alimentarnos de cosas necias, de mentiras, de
utopías, de populismos, de demagogias, de logomaquias y de calambures. Y si
seguimos haciendo caso a las polvaredas que se levantan, que en el fondo no son
nada más que cortinas de humo, el panorama del futuro es desolador.
Continuará.
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