No hace muchos años, las matrículas de los vehículos empezaban por la primera letra de la capital de la provincia en la que se matriculaban. Así, por ejemplo, los matriculados en Asturias empezaban por la letra O, por ser ésta la primera letra de su capital, es decir, Oviedo.
Curiosamente, relativamente al poco tiempo, cuando
Gerona pasó a llamarse “Girona”, hubo personas gijonesas que matricularon sus
coches allí para evitar la O de Oviedo.
Gran memez.
Entre Gijón y Oviedo siempre hubo una estúpida rivalidad,
que incluso llegó a enfrentamientos físicos como vimos alguna vez. Todo ello
por complejos y por el puñetero fútbol ¿Por qué no se hermanan? ¿Acaso no se
hermanaron ellas con un montón de ciudades del mundo que no se parecen
absolutamente en nada? Ahí está el ejemplo del “hermanamiento” de Oviedo con el
emirato Fujariah, aunque según se dijo en su día, había muchas “similitudes”
entre ambos sitios. Como pueden ver en la imagen, insertamos
las ciudades “hermanadas” con Oviedo, aunque a lo mejor puede que haya alguna
más.
Lo que verdaderamente
nos llama la atención es lo de las “similitudes” ¿Qué
“hermanamiento” puede haber con un país, emirato o lo que
sea, encerrado en un islamismo sunnita en el que, obviamente, no están
permitidos ni el alcohol, ni los “gays” y lesbianas, así como tampoco se
permite el bikini, estando legalizada la lapidación, el azote, la pena de
muerte, etc. ¿Qué dicen a esto los “colectivos” de “gays” y lesbianas, los
“artiscejos”, los semáforos de “la palabra culta y buenas costumbres”, los
defensores de la “libertad”, los “progres” y los de “progenitor A” y
“progenitor B”? Puede que a lo mejor estos “hermanadores” vean “similitudes”
entre Abbud al Ilahamin y Abdel Jamalajá, y “Pin el Tochu” y “Xuaco Muslinos”.
A lo mejor los consideran colombroños, oiga.
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