Como ya saben, se está quitando la vida en todo el
mundo a millones de personas, es decir, se está asesinando al no nato en el
seno materno. Esto está causando que se llegue a que la población vaya disminuyendo.
En el caso concreto de España, la situación es grave, pues la media de
nacimientos por matrimonio anda por dos hijos, con lo que estamos siendo
invadidos por gente que ya conocen.
Como ya saben también, la Madre Teresa de Calcuta
(1910-1997), ganadora de un Premio Nobel de la Paz en 1979, decía:
“Por favor no matéis a los niños, yo los
quiero. Con mucho gusto acepto todos los niños que morirían a causa del aborto”.
También decía:
“El aborto mata la paz del mundo...Es el peor
enemigo de la paz, porque si una madre es capaz de destruir a su propio hijo,
¿qué me impide matarte? ¿Qué te impide matarme? Ya no queda ningún impedimento”.
La
Declaración Universal de los Derechos Humanos, promulgada en 1948, cumpliéndose
este año el septuagésimo quinto aniversario, y de la que los de la
internacional de la mentira, del odio y del terror, sacan a relucir cuando les
interesa, habla en sus artículos 1,6,7,11,12,17,18 y 30, sobre los derechos a
la vida, a la ley, a la familia, la libertad de expresión, etc, etc.
Pero
claro, oiga, todo esto se omite, se silencia y se camufla. Sin embargo, las
“fake news” aparecen por doquier, ya sea en los “mass-media” y “enredes”
sociales. Para encandilar al “pueblo soberano” se exponen argumentos
“científicos”, que no son más que populismo, demagogia, logomaquia y
palabrería.
En fin,
como dice la estúpida muletilla actual, “es lo que hay”. Así estamos.
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