Como sabrán, aunque los “historieteros” de la memoria
“democrática” de “Su Sanchidad” no digan ni pío, la participación del PSOE,
conto con la UGT, su sindicato, y de los anarquistas también con su sindicato
CNT, en la huelga revolucionaria de 1917, no fue una ostentación democrática,
sino todo lo contrario, ya que tal huelga tenía su explicación: las resonancias
de la revolución soviética.
Tanto el partido socialista, como obviamente el
comunista, simpatizaron con la Tercera Internacional comunista creada en 1919
por el monstruoso Lenin, con el objeto de expandir, entre otras cosas, la
victoria de los bolcheviques en la revolución de Rusia. Los sociatas, aunque lo
negaron, y lo niegan actualmente, adoptaron la adhesión y conformidad,
condicionándola a las negociaciones que se celebraron en Moscú entre Fernando
de los Ríos Urruti y el citado Lenin. Conviene recordar que Fernando, jurista,
diplomático y político, era un socialista humanista dentro del campo político
de la democracia liberal, no siendo un revolucionario.
En dichas negociaciones moscovitas, el citado Lenin
contestó al socialista español con la famosa frase de “Libertad, ¿para qué?” Ante esto, la mayoría del PSOE se opuso a la adhesión, pero el resto se separó
para crear el Partido Comunista de España el 14 de noviembre 1921.
Como ya se sabe, la mayoría del PSOE y de la UGT,
conducidos a la sazón por el “Lenin español”, optaron por la colaboración con
el gobierno de Miguel Primo de Rivera, que perduró hasta el fin del régimen.
Dicha colaboración se confirmó y aprobó durante la celebración de los congresos
del partido y de la UGT de aquellos tiempos. Una de las cosas que más
sorprendieron en esta colaboración, fue la aceptación por parte del
sindicalismo asturiano, capitaneado a la sazón por Manuel Llaneza, aunque esto,
como es obvio, se niega.
Largo Caballero entró a formar parte como vocal del
Consejo de Estado de aquel tiempo, como se puede ver en la “Gaceta” de fecha 14
de octubre de 1924, estando en dicho cargo hasta la caída del régimen de Primo
de Rivera. Esta actitud de Largo Caballero de colaboración con el régimen de
Primo de Rivera, trajo un gran enfrentamiento con Indalecio Prieto, que no nada
quiso saber de dicha colaboración. Esta enemistad dio muy malos resultados para
el PSOE durante el período republicano, ocasionando luchas internas durante la
Guerra Civil.
En la próxima entrega seguiremos viendo el
comportamiento del PSOE y de sus líderes en aquellos tiempos republicanos.
Continuará.
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