Así se intitula el último libro escrito por el ex comunista Carlos Semprún Maura, editado por Hoja Perenne, 2.006, 217 páginas.
Esta obra puede considerarse como una continuación de otro libro del autor escrito en 1.998 intitulado “El exilio fue una fiesta. Memoria informal de un español en Paris”, editorial Planeta, 327 páginas. Ambas obras son de carácter autobiográfico y relatan las vivencias del autor como antiguo militante del PCE y su desencanto ante la mentira, el engaño y el terror del comunismo.
Por esta obra circulan “personajes” de la catadura de Santiago Carrillo, Margarita Nelken, el hermano del autor Jorge Semprún (Federico Sánchez), etc, etc.
La verdad es que el libro
cuenta cosas verdaderamente estremecedoras. Así, en las páginas 30 y 31, nos
dice Semprún que la socialista Margarita Nelken Mansberger de Pal manifestaba
que
Por lo visto a esta individua
no le bastó con el asesinato de miles y miles de personas (religiosas o
civiles) que se perpetraron a partir de Abril de 1.931: ¡quería fusilar hasta
el mismísimo Azaña! Además, ¿no se trataba de instaurar la democracia en
España? Si esto era así, ¿por qué recurre al ejemplo de la revolución
bolchevique?
Nos habla el autor después sobre los “kapos” comunistas (su hermano
Jorge fue uno de ellos) en el campo de concentración nazi de Buchenwald. Dichos
“kapos” eran los que, en colaboración con las SS nazis, decidían quiénes iban a
morir. Sobre el mencionado campo es muy interesante lo que dice en las páginas
120 y 121 sobre las mentiras que contaba “la internacional de la mentira”,
valga la redundancia. Decían los de la “internacional” que el campo de
Buchenwald se había autoliberado de los nazis, cuando en realidad había sido
liberado por las tropas norteamericanas. Así, nos dice el autor, página 121: “Esto constituye una mentira absoluta.
Buchenwald fue liberado por las tropas norteamericanas (los SS habían huido), y
las pocas armas que hubieran podido robar no sirvieron para atacar a los SS,
pura invención, sino más bien para protegerse contra los demás deportados, que
los odiaban por sus privilegios y los servicios que rendían a los nazis y que
podían incluir la decisión de quién iba a morir al día siguiente”.
En fin, libro que hace mucho daño a los profesionales “historieteros” y
“pensadores” marxistas que aún pululan por ahí porque, además de lo escrito en
el libro, no hay que olvidar que D. Carlos Semprún Maura ha sido arrepentido marxista
que no se le perdona. Como él mismo dice, se avergüenza de haber sido
“apparatchikt” en Madrid, es decir, asalariado de Stalin.
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