Como ya saben, el gnosticismo es una disciplina de
carácter religioso y filosófico que surgió en los primeros tiempos de la
Iglesia, mezclando las creencias cristianas con las judías y con las
orientales.
El agnosticismo, como ya sabrán también, es un
planteamiento filosófico que dice que el conocimiento y entendimiento humano no
puede conocer lo divino.
El ateísmo no cree en la existencia de Dios,
negándola.
El
gnosticismo surgió en los primeros tiempos de la Era Cristiana. Ciertos
nigromantes, agoreros, mágicos, pensadores, intelectuales, filósofos, etc, se
habían aproximado al Cristianismo, no queriendo despojarse de sus antiguas
creencias, que intentaron unir y concentrar con el objeto de instaurar una
nueva esperanza, una nueva religión, una nueva fe, etc.
Esto,
y otras cosas, llevó a los gnósticos a pensar que la salvación humana no
provenía de la fe en Cristo, sino que se produciría por la meditación. Ni qué
decir tiene que antes, y ahora, existen varias sectas que proponen nuevos
cambios y diferencias, amén de objeciones, discordancias, contradicciones, etc.
El
gnóstico cree que Dios existe, aunque lo ve tan lejos que ni Jesucristo ni la
Biblia permiten conocerlo. Desde el punto de vista filosófico, el gnosticismo
dice que la materia es maligna, perversa, malévola, putrefacta, etc, y como
Dios no hace cosas malas, se sostiene que Dios no fue el creador del Universo,
sino un ser alejado de Él (el demiurgo, que quiere decir maestro, creador,
superior artífice, autor, etc), que fue el que creó la materia.
El gnosticismo excluye al ser humano de la fe, de la
oración y de la creencia en Dios, desviándolo hacia el hechizo, hacia la magia,
hacia el ocultismo, hacia la superstición y hacia ciertas “meditaciones” de
carácter oriental.
Del agnosticismo y del ateísmo, no comentamos nada porque
se sabe sobradamente cómo son y cómo funcionan.
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