viernes, 26 de mayo de 2023

La Inquisición y los “progres” ( I )


 En cierta ocasión, una “miembra” del PSOE decía que “es imposible que la religión y la democracia lleguen a conciliarse”. La verdad es que uno esperaba que esta afirmación incluyese a la religión mahometana que, como es sabido, rezuma venganza, sangre y discriminación por los cuatro costados, no admitiendo ningún tipo de idea democrática. Pero no, esta “miembra” sólo se refería “los representantes de la Iglesia Católica, que hacía que “el Gobierno de España anden a la gresca desde hace meses . . .”

Nos parece que lo primero que habría que hacer es analizar qué clase de democracia es la que tenemos en España en estos momentos, es decir, si efectivamente hay división de poderes, si hay principio de subsidiariedad por parte del Estado, si existe la igualdad de oportunidades, si realmente hay libertad de prensa, si hay justicia fiscal, si hay, también, verdadero respeto a los derechos de los españoles, si también efectivamente se persigue el bien común, etc, etc . Nos tememos que esto no existe, con lo cual es fácil andar a la gresca no con la Iglesia Católica, sino con cualquier institución.

La Iglesia Católica y la democracia no están reñidas. No hay más que repasar las encíclicas “Mater et Magistra” editada en 1.961 durante el pontificado de Juan XXIII; la “Pacem in Terris”, del mismo pontífice, año 1.963; o la “Populorum Progressio”, editada en setiembre de 1.964 durante el papado de Pablo VI. Como dato curioso, comentar que en la “Populorum Progressio”, apartado o versículo 73, ya se habla del “Diálogo de civilizaciones”, y en el 69 habla de “Trabajadores emigrantes”.

Si leemos todo esto, se llega a la conclusión de que la doctrina social católica es democrática y está en contra de las dos concepciones extremas: por un lado el individualismo, que permite dejar todo en manos del individuo sin que intervenga el Estado, y por otro está en contra del totalitarismo, ya que este sistema considera al Estado como órgano facultativo para intervenir en todos los aspectos de la vida humana, considerando a la persona sólo como una pieza dentro del engranaje estatal, que sólo interesa por lo que aquélla consume o produce. Reconozcamos que no existen democracias en naciones que no hayan vivido, o no hayan tenido, una influencia de la cultura cristiana.

En una verdadera Democracia no se pueden ocultar manipulaciones, ni se puede actuar con máscaras, ni puede estar en manos de un grupo de privilegiados que la manejan a su antojo y beneficio. Este es el tipo de democracia que tenemos y es como para andar a la gresca.

Robert Shuman, uno de los “padres de Europa” junto con Konrad Adenauer, J. Monnet y De Gasperi, fue un luxemburgués que desarrolló su vida y su carrera política en Francia. Fue miembro del Movimiento Republicano Francés en 1.947, siendo después ministro de justicia, ministro de finanzas y de asuntos exteriores y Presidente del Parlamento Europeo entre 1.958 y 1.960. Pues bien, este señor escribía, entre otras cosas, que “una democracia anticristiana será una caricatura que naufragará en la tiranía o en la anarquía.” 

 ¿Qué dicen a esto “Su Sanchidad” y Sor Yolanda?

 En la próxima entrega veremos algo sobre la Inquisición.

Continuará.


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