Como ya saben, y como hemos escrito varias veces, el
monstruoso Lenin dijo aquello de que la mentira podía ser una buena arma
revolucionaria. Si le hubiese tocado vivir estos tiempos, seguro que añadiría a
los “okupas”, ya que podrían ser también otra buena arma.
Dicho lo anterior, en estos momentos tenemos un “okupa”
de muchos dídimos en la Moncloa: un auténtico advenedizo, intruso, egoísta,
ambicioso, mentiroso, oportunista, etc, etc, además de ser un elemento sin
escrúpulos y sin conciencia. Debido a estas “características” de “Su Sanchidad”,
el resultado ahí lo tenemos: una España rota y descuartizada, aunque el “pueblo
soberano” de esto ni se entera.
Un asunto curioso es que este ejemplar presume,
farolea, cacarea y fantasea cuando se ve con los jerarcas europeos, como si
nada ocurriese en la nación que está bajo su bota, bajo bozal y bajo su
grillete, amén de estar inmersa nuestra Patria en el oír, ver y callar, no
apareciendo por ningún lado el verdadero orden, el verdadero respeto y la
verdadera libertad. La calaña de este sujeto quedó demostrada cuando gobierna
con los que le podían “quitar el sueño”. Y no conforme con todo esto creó una
ley de “memoria democrática”, que es un saco de mentiras y de revanchismo.
En fin, ¿puede confiar Europa en este ejemplar cuando le
toque presidir próximamente la Unión Europea? ¿No se da cuenta de lo que está
haciendo este sujeto en estos momentos de próximas votaciones, que no elecciones,
prometiendo cosas con el objeto de captar votos, cosas que muchas son mentiras?
Para algo está el mito de “la normalidad democrática”, oiga.
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