Ya hemos escrito varias veces que las autonomías, la monarquía y las subvenciones a los sindicatos son un lastre económico de mucho cuidado.
Como ya se sabe, los dirigentes de las autonomías
pretenden convertir dichas autonomías en costosísimos estados, convirtiéndolos
en “autonosuyas”, elevando y creando gastos superfluos e inútiles, amén de
establecer y crear enchufes y más enchufes para amiguetes y amigotes, para
parientes, para lameculos, etc.
Ahí está el funcionariado autonómico que ronda los tres millones de individuos, individuas e
“individues”, es decir, una burocracia que no existe en ninguna parte del
mundo. Obviamente, el gasto de estos “empleados” públicos es terrible: casi 95.000 millones de €. Pero, claro, con esto
se “combate” el paro, oiga. Casi el 80 % del gasto de dichas “autonosuyas” es
para pagar nóminas. Lo principal es “construir” naciones e inventar, imaginar y
proyectar nacionalidades.
En fin, el derroche y despilfarro ahí siguen. La
economía se está hundiendo por los cuatro costados. Pero, claro, a los partidos
que proponen medidas para suprimir tales despilfarros y evitar el caos
económico, ya sabemos cómo se les califica: fascistas, retrógrados,
capitalistas y demás monsergas de siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario