viernes, 16 de mayo de 2025

Pedro Sánchez y el comunismo ( y V)


 

Y terminamos con estas entregas recuperando la “memoria democrática de Su Sanchidad, tan admirador de La Pasionaria.

Otro asunto que los de la internacional de la mentira, del odio y del terror niegan, callan y omiten: La Pasionaria murió confesándose y comulgando. Como supondrán, este dato resultó muy fuerte para una persona que había sido un “símbolo” del comunismo durante aquellos años republicanos.

 Otros que también murieron en las mismas circunstancias fueron, como ya hemos escrito varias veces, Manuel Azaña y Luis Companys, por poner un par de ejemplos.

 Finalizando la Guerra Civil, ofreció a Negrín el apoyo de su partido, con el objeto de que no claudicara y siguiese adelante con la guerra.

A principios de marzo de 1939 huyó a París, y posteriormente a Moscú, siendo elegida secretaria general de su partido en el exilio. El gobierno soviético de le concedió la Orden de Lenin y el premio Internacional de la Paz. Sin comentarios.

 En el año 1985, Pilar Urbano hizo una entrevista a Tarradellas, el cual, refiriéndose a las amenazas de La Pasionaria a Calvo Sotelo, dijo:

“Me acuerdo del día que Dolores Ibárruri le dijo a Calvo Sotelo aquello de has hablado por última vez, porque yo me sentaba en un escaño muy cercano al de Calvo Sotelo”. ( I )

 De los jaleos, enfrentamientos, discrepancias y odios que se tenía los dirigentes del partido José Díaz, Antón y Pasionaria, nada se comenta.

El comunista Jesús Hernández, que fue ministro de Sanidad y de Educación durante la Guerra Civil, que huyó también a la URSS, comprobó allí los citados jaleos y enfrentamientos de los jerarcas del PCE, siendo expulsado en 1944 del partido por “actividades antisoviéticas”.

En su obra “Yo, ministro de Stalin en España”, Editorial NOS, Madrid 1954, nos dice Hernández en las páginas 131 y 132:

“Pasionaria odiaba a Díaz.  No podía olvidar que él había hecho severos comentarios sobre sus clandestinas relaciones amorosas con Francisco Antón,  jovenzuelo de veinte años menos que ella y prototipo de los trepadores sin escrúpulos. Antón era entonces el Comisario del frente de Madrid, y entonces y siempre un auténtico señorito comunista. . . En el momento en el que Buró Político tomaba la decisión de sustituirle del puesto de Comisario, se le ocurrió a Prieto lanzar una andanada contra el predominio de los comisarios comunistas. El Partido tomó la defensa en bloque de sus posiciones, viéndose a incluir la de Antón, comprendido  en las reformas prietistas. Y con aquella pasmosa agilidad de nuestra propaganda convertimos a Antón en una figura señera, junto con Miaja, de la defensa de Madrid.

Comprendiendo Antón lo inestable de su situación, buscó la manera de afianzarse en un puesto de dirección del Partido. Y dio en la flor de enamorar a Pasionaria. Pasionaria le defendería. Pasionaria intrigaría cerca de la delegación soviética para sostenerle a él. Y no se equivocó. Pasionaria olvidó que era la mujer de un minero; se olvidó de que tenía dos hijos con tantos años como su amante; olvidó que su esposo, Julián Ruíz, se batía en los frentes del Norte; olvidó el decoro y el pudor; se olvidó de sus años y de sus canas y se amancebó con Antón, sin importarle la indignación de cuantos sabían y conocían sus ilícitas relaciones . . .Antón  dejó de ser Comisario político del frente de Madrid, pero pasó a dirigir la comisión político-militar del Partido. José Díaz había dicho a Pasionaria: ‘Me tiene sin cuidado tus asuntos privados, pero ya que tengo que ser forzosamente alcahuete de tus amoríos (pues si el hecho trasciende se vendrá al suelo todo tu prestigio, y tu nombre lo hemos convertido en en bandera moral y ejemplo de mujeres revolucionarias), debes saber que todo el aprecio que tengo por Julián lo siento de desprecio por Antón'”.


( I ).- “Dolores Ibárruri. Pasionaria”, Ediciones B, S.A., Barcelona 2004,  página 210. En este libro se pueden ver los comentarios que hace Carrillo sobre La Pasionaria, y los que hace el marxistólogo Ángel Maestro que, como supondrán, no coinciden en nada.

 En fin, este era otro de los personajes tan admirado por el “Doctor Sancheznstein”.




1 comentario:

  1. ¿Había que escribir un libro sobre la biografia de manuel reduello alonso?

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