Y terminamos con estas entregas recuperando la
“memoria democrática de Su Sanchidad, tan admirador de La Pasionaria.
Otro asunto que los de
la internacional de la mentira, del odio y del terror niegan, callan y omiten:
La Pasionaria murió confesándose y comulgando. Como supondrán, este dato
resultó muy fuerte para una persona que había sido un “símbolo” del comunismo
durante aquellos años republicanos.
A principios de marzo de 1939 huyó a París, y posteriormente a Moscú, siendo
elegida secretaria general de su partido en el exilio. El gobierno soviético de
le concedió la Orden de Lenin y el premio Internacional de la Paz. Sin
comentarios.
“Me acuerdo del día que Dolores
Ibárruri le dijo a Calvo Sotelo aquello de has hablado por última vez, porque
yo me sentaba en un escaño muy cercano al de Calvo Sotelo”. ( I )
El comunista Jesús Hernández, que fue ministro de Sanidad y de Educación
durante la Guerra Civil, que huyó también a la URSS, comprobó allí los citados
jaleos y enfrentamientos de los jerarcas del PCE, siendo expulsado en 1944 del
partido por “actividades antisoviéticas”.
En su obra “Yo, ministro de Stalin en España”, Editorial NOS, Madrid 1954, nos
dice Hernández en las páginas 131 y 132:
“Pasionaria odiaba a Díaz. No podía olvidar que él había hecho severos
comentarios sobre sus clandestinas relaciones amorosas con Francisco Antón,
jovenzuelo de veinte años menos que ella y prototipo de los trepadores
sin escrúpulos. Antón era entonces el Comisario del frente de Madrid, y
entonces y siempre un auténtico señorito comunista. . . En el momento en el que
Buró Político tomaba la decisión de sustituirle del puesto de Comisario, se le
ocurrió a Prieto lanzar una andanada contra el predominio de los comisarios
comunistas. El Partido tomó la defensa en bloque de sus posiciones, viéndose a
incluir la de Antón, comprendido en las reformas prietistas. Y con
aquella pasmosa agilidad de nuestra propaganda convertimos a Antón en una
figura señera, junto con Miaja, de la defensa de Madrid.
Comprendiendo Antón lo inestable de su situación, buscó la manera de afianzarse
en un puesto de dirección del Partido. Y dio en la flor de enamorar a
Pasionaria. Pasionaria le defendería. Pasionaria intrigaría cerca de la
delegación soviética para sostenerle a él. Y no se equivocó. Pasionaria olvidó
que era la mujer de un minero; se olvidó de que tenía dos hijos con tantos años
como su amante; olvidó que su esposo, Julián Ruíz, se batía en los frentes del
Norte; olvidó el decoro y el pudor; se olvidó de sus años y de sus canas y se
amancebó con Antón, sin importarle la indignación de cuantos sabían y conocían
sus ilícitas relaciones . . .Antón dejó de ser Comisario político del
frente de Madrid, pero pasó a dirigir la comisión político-militar del Partido.
José Díaz había dicho a Pasionaria: ‘Me tiene sin cuidado tus asuntos
privados, pero ya que tengo que ser forzosamente alcahuete de tus amoríos (pues
si el hecho trasciende se vendrá al suelo todo tu prestigio, y tu nombre lo
hemos convertido en en bandera moral y ejemplo de mujeres revolucionarias),
debes saber que todo el aprecio que tengo por Julián lo siento de desprecio por
Antón'”.
( I ).- “Dolores Ibárruri. Pasionaria”, Ediciones B, S.A.,
Barcelona 2004, página 210. En este libro se pueden ver los comentarios
que hace Carrillo sobre La Pasionaria, y los que hace el marxistólogo Ángel
Maestro que, como supondrán, no coinciden en nada.
¿Había que escribir un libro sobre la biografia de manuel reduello alonso?
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