Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos
el fanatismo marxista con sus dogmas, que no se revisan y que continúan
estabulados en las mentes de mucha
gente.
Como ya sabrán, una de las monsergas del marxismo es
la de transmitir que el proletariado está explotado en lo económico y oprimido
en lo político por mor de la burguesía y el capitalismo, y que al encontrarse
en esta situación desarrolla automáticamente la “conciencia de clase” para
derribar, al fin, a los opresores.
Otra de las monsergas es la de la propiedad pública de
los bienes de producción, que asegura una armonía entre la producción y el
consumo, lo que lleva a la desaparición del capitalismo, consiguiendo el avance
tecnológico y el “porvenir radiante de la Humanidad” que permitirá la
abundancia para todos, aunque el lema comunista “De cada uno según sus capacidades, y a cada uno según sus necesidades”
resulta un tanto extraño.
Asimismo, el pedante Marx arremete contra los “demás
sistemas” diciendo de éstos, de forma despectiva que, comparados con el
marxismo, son “sueños y utopías
moralistas”.
La agonía del capitalismo que predecían Marx y Engels
a mediados del siglo X I X, no se experimentaba, pues los trabajadores europeos
occidentales de las últimas décadas de dicho siglo, ya no tenían los problemas
del mediado siglo, habiendo mejorado su nivel de vida, apareciendo las bases de
lo que hoy denominamos seguridad social,
entre otras cosas.
Al mismo tiempo, en prácticamente todos los estados occidentales,
los trabajadores votaban en las elecciones, pudiendo formar sus propios
partidos políticos, amén de organizar también sus propios sindicatos, todo esto
impensable en el mundo comunista.
Como dato curioso decir que en las ediciones posteriores al año 1850 del
“Manifiesto comunista”, éste apreció un poco más moderado, ya que las predicciones y previsiones marxistas
sobre la revolución comunista y la inminente caída del capitalismo, no parecían
llevarse a cabo.
El propio Marx, paradójicamente, fue el primer
revisionista de su doctrina tratando de ajustarla a lo que estaba sucediendo en
los últimos años de dicho siglo X I X (recordar que Marx murió en 1883) ya que,
por ejemplo, en países como Holanda, Inglaterra y varios más el ambiente revolucionario
que él predecía prácticamente no existía, anunciando que el socialismo podía
venir por medios pacíficos y parlamentarios.
¡Quién nos lo iba a decir! Evidentemente, este no era el tono apocalíptico que
aparecía en el “Manifiesto” y en “El capital”.
Como corroboración a todo esto, comentar que
Inglaterra, que a la sazón era el país más industrializado de la Tierra, y en
donde según Marx sería la primera nación donde triunfaría el comunismo
revolucionario, se mofaba de Carlos Marx, pues el partido comunista
prácticamente no existía. Esto hizo que tanto Lenin como Marx vociferasen
contra los ingleses, a los que techaban de incapaces para comprender las
teorías marxistas. Como siempre, pedantería y soberbia.
En la próxima entrega veremos cómo Rusia fue una
excepción de esperanza al marxismo.
Continuará.
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