Nació en Burgos en 1026, falleciendo en Valencia en 1099.
Rodrigo Díaz de Vivar, al que los árabes llamaban “Sidi”,
Cid, y los Cristianos “Campeador”, que quería decir “señor” y “guerrero”, era descendente
de ilustres caballeros de Castilla.
Cuando era joven fue paje en la corte del rey Sancho el
Fuerte, y cuando llegó a los veinte años, habiendo triunfado en varias
operaciones guerreras, el rey le nombró general de campo.
Una vez muerto el rey a manos del traidor Bellido Dolfos
durante el sitio de Zamora, antes de ser proclamado D. Alfonso como nuevo rey de
Castilla, que estaba protegido por el rey moro de Toledo, le hizo jurar al Cid
en la iglesia de Santa Gadea de Burgos, que no había intervenido en la muerte
de don Sancho. Por este motivo Alfonso V I le cogió un odio injusto,
desterrándolo, aunque posteriormente se amigó con él, ofreciéndole la mano de
su prima doña Jimena.
Volvió de nuevo a guerrear por Castilla, persiguiendo y
venciendo a los moros en las cercanías de Sevilla y por las montañas de
Granada. El rey Alfonso volvió a enemistarse con el Cid, con lo que éste
decidió marcharse a hacer la guerra por su cuenta en tierras zaragozanas y
valencianas.
Hizo la guerra contra el conde Berenguer Ramón barcelonés, a
quien venció con la ayuda de Alvar Fáñez. La derrota que sufrieron los
catalanes fue enorme, y el propio conde quedó prisionero del Cid, aunque éste
le perdonó dejándolo en libertad.
Posteriormente decidió de tomar Valencia, descendiendo con su
ejército por el Maestrazgo, cercando la población, que se encontraba bajo la
dominación de los almorávides, que se rindieron, lo que hizo que el Cid entrase
triunfante en la capital levantina, respetando los bienes y demás de los
vencidos. Sin embargo, muchos de éstos salieron de Valencia, poniéndose acuerdo
con sus hermanos africanos. Cuando consiguieron reunir mucha gente, amén de
conseguir también abundante material guerrero, sitiaron Valencia, estando el
Cid dentro, que respondió valerosamente aplastando a los sitiadores. Una vez
alcanzada la calma llamó a doña Jimena y a sus hijas, viviendo con ellas hasta
su fallecimiento, siendo llevado su cadáver a San Pedro de Cerdeña (Burgos),
siendo robado por los franceses en 1808. Actualmente sus restos reposan en la
catedral de Burgos.
Fuente: páginas 24 y 25 del libro “Cien figuras españolas.
Biografías de españoles célebres”, autor Antonio J. Onieva, Imprenta Casa
Editorial “Hijos de Santiago Rodríguez”, Burgos 1951, 212 páginas.
Continuará.
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