martes, 30 de agosto de 2022

Los de la fobia, Iraq, Alemania y Cuba


 Vamos a “recuperar la memoria democrática” de su “Sanchidad”. Lo que a continuación leerán, seguro que lo recordarán, pero, claro, estos “memorieteros” no se acuerdan de ello para nada.

Siempre hubo agoreros dispuestos a dar lecciones de moral internacional, de geoestrategia, de democracia, etc, que tenían la tendencia a pronosticar “vietnanes” y “stalingrados” cuando los EE.UU. participaban, y participan  en una guerra: dantescas catástrofes humanitarias, millones de refugiados y desplazados, etc.  Sin embargo, no existieron pronósticos ni manifestaciones contra Francia, cuando estuvo implicada en la guerra de Costa de Marfil; ni contra Ruanda, Burundi y Zimbabwe que agredieron brutalmente al Congo para quedarse con sus recursos, por poner unos ejemplos.

 Tampoco dicen nada de que, gracias a EE.UU., una vez derrocado Saddam, el partido comunista de Irak publicó libremente su periódico, “Sendero del Pueblo”, compuesto de ocho páginas. Bajo la hoz y el martillo, aparecía el titular “El colapso de un dictador”. Se narraban los abusos de Saddam y se le calificaba de “sangriento dictador del terrorismo”. En contraposición, se alababa a los turcos del norte de Iraq, los cuales no estaban bajo la bota del tirano y mantenían alguna célula del partido. También los grupos religiosos, los chiítas, sacaron sus periódicos, aunque mostraron su ingratitud por la recuperación de la libertad. Pero fueron los comunistas los primeros en imprimir.

Conseguir la reconstrucción, la democracia y el orden en Iraq no va a ser cosa fácil, ya que es un país heterogéneo y además arruinado por la guerras del tirano.

 ¿Cuánto tiempo tardó Alemania en deshacerse de la mentalidad nazi para crear un estado democrático? ¿Cuánto tiempo se necesitó para que quedase completamente reconstruida y unificada? Si se mira la parte occidental, poco. Si se mira la oriental muchísimo.

 Lo que subyace en todo esto es la fobia por todo lo que significan los EE.UU: hay que deshacerse de la presencia norteamericana como sea y donde sea. No se tolera que hayan permanecido más de medio siglo en Europa para librarla de la amenaza del Imperio Soviético. Los de la fobia ya sabemos quiénes son: los que se les llena la boca con la palabra democracia y aspiran a gobernar no en una democracia auténtica, sino sustituirla por otro tipo de “democracia”, de la que al parecer aún queda, por poco tiempo, un “modelo referencial”.

 Los de la fobia “antiusa”, cuya filiación ideológica es evidente, no cesaron en denunciar los sufrimientos del pueblo de Iraq: las fibras íntimas de su sensibilidad humanitaria se estremecían. Sin embargo, mienten. Si les hubiese importado el pueblo de Iraq, u otros pueblos, ya habrían protestado hace tiempo ante los horribles y masivos crímenes de Saddam, Castro, Mao, Stalin, Lenin, etc.. También se preocuparían por el bienestar de las comunidades cristianas en los países islámicos, que se encuentran en condiciones infinitamente peores que los musulmanes en los países occidentales ¿O es que en este caso no cabe el “multiculturalismo identitario”?  Pero no lo hicieron. En una palabra: son falsos e hipócritas, más enemigos de los EE.UU. que de la guerra. Y algunos son también enemigos de los valores de occidente, que es el que ha dado al mundo la democracia y el respeto a los derechos humanos.

 Los de la fobia, los justos y solidarios de profesión, nada tienen que decir sobre Cuba, una dictadura concentracionaria que llega a límites insospechados, siendo para algunos “el modelo referencial”, como decíamos antes. Es muy triste que no les importen las personas que carecen de libertad (los verdaderos condenados de la tierra), ya que su narcisismo ideológico y su ceguera voluntaria les proporciona un blindaje contra la realidad.

 Así son estos, estas y “estes” de la fobia, de la repugnancia, del asco, del odio, del aborrecimiento, de la antipatía . . .



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