Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre cómo el el marxismo ganaba adeptos de todo tipo y condición, lo que provocó discrepancias, crisis y cismas.
Para los fanáticos, el marxismo es una ciencia,
cuando en realidad es una doctrina con sus dogmas y demás. Estos fanáticos
también dicen que es de “naturaleza polifacética”, argucia ésta que hizo y
hace, ganar adeptos y adictos de los más variopintos comportamientos y
mentalidades. Lo consideran como un “nuevo orden” que traería “el porvenir
radiante de la Humanidad”, con el “progreso”, el “hombre nuevo” y las “nuevas
tecnologías”, así como el aumento de la producción. Lo que trajo ya se sabe
sobradamente.
También hay otros que creen que es un
llamamiento revolucionario para superar los “conformismos”. Esta doctrina era,
y es, aceptada tanto por “intelectuales”, “científicos”, “artistas”
(“artiscejos” algunos), burócratas, “humanitarios”, etc, etc.
Unos de los pilares de esta doctrina es la
agitación y la siembra del odio, que son unas formidables armas para atraer a
las masas, cuya ignorancia hacía que dichas masas creyeran que necesitaban el
marxismo para mejorar sus condiciones de vida.
Una de las consecuencias de todo esto fue
la de que los trabajadores creyesen que por sí mismos podían dominar, controlar
y dirigir la política, los sistemas de producción, ventas de productos y de
más. Lo que en realidad sucedió es que todo esto estaba controlado por la
privilegiada “nomenklatura”, mientras el pueblo se moría de hambre, a pesar de
la propaganda de “Rabóchaia misl” (“Pensamiento obrero”), que era un periódico que se editaba en San Petersburgo.
La citada propaganda,
expandida por los “populistas”, idealizaba al campesinado, mientras que para
los socialistas el trabajador industrial era el auténtico paladín de la ideología.
Lo peor del asunto es que los trabajadores se creyeron todo esto, y se
consideraban como una especia humana
distinta.
Por otra parte, como
cosa curiosa, decir que Marx, como ya sabrán, definió en su día las clases
sociales según la relación que tuviesen con los medios de producción. Es decir,
Rockefeller o Bill Gates, son unos capitalistas y unos explotadores, pero si
estas personas no estuviesen relacionadas con sus industrias, que dan trabajo a
millones de personas, serían unos proletarios. . . bueno, hay muchos
“proletarios”, autodeclarados comunistas, con suntuosos chalets y lujosos
coches, amén de grandes sueldazos.
También curiosamente, y
según esta doctrina, los trabajadores, por el simple hecho de serlo, son
considerados como personas de mayor confianza ¿A qué clase trabajadores se
referirá? Conocemos muchas personas que jamás dieron un palo al agua, y se
declaran comunistas.
En la próxima
seguiremos viéndola fantasía de las “clases”.
Continuará.
Luis David Bernaldo de Quirós Arias
Bibliografía:
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editorial Planeta, 1985; “Máscaras:
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Editorial Galaxia Gutemberg 2007: “Denuncia contra Sócrates”, autor
Vitali Shentalinski, Editorial Galaxia Gutemberg 2.006; “Dolores
Ibarruri, Pasionaria”, Ediciones B, S.A., 2.004. Esta obra presenta, por un
lado, los comentarios que hace Santiago Carrillo sobre Dolores. Por el otro, se
presentan los que hace el politólogo, sociólogo, periodista y marxistólogo
Angel Maestro; “El cero y el infinito”, de Arthur Koestler,
Círculo de Lectores 1.992; “El
gran fracaso. Nacimiento y muerte del comunismo en siglo XX”, autor
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“El libro negro del comunismo. Crímenes, terror y represión”,
autores son Stephane Courtois, Nicolás Werth, Jean Louis Panné, Andrzej
Paczkowski, Karel Bartoserk y Jean Louis Margolin, Editorial Planeta, 1.998; “El lobo del Kremlin. La primera
biografía de L.M. Kaganovich, el arquitecto del miedo en la Unión
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autor Max Gallo, Alianza Editorial, S.A., Madrid 2.009; “El tercer
ejército de la URSS”, autor Francisco-Félix Montiel, Ediciones Universal,
Miami, Florida, 1.988; “El terror bajo Lenin”, de Jacques Baynac,
Tusquets Editor, Barcelona 1977; “El
verdadero Lenin”, autor Dimitri Volkogónov, ex director de Propaganda del
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URSS, editado por Grupo Anaya S.A., 1.996; “La inevitable derrota del
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1950; “El vértigo”, autora
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“El zorro rojo. La vida de Santiago Carrillo”, Editorial Debate,
abril 2013; “En el país de la gran mentira”, autor Jesús
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una vez la URSS”, autor Dominique Lapierre, Editorial Planeta, S.A., 2005; “El comunismo y el bolchevismo en
Rusia y en el mundo. Errores y horrores”, autor A. Pavelic, Ediciones
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made in Moscú”, autor Enrique Castro Delgado, Ediciones Luis de Caralt
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Ediciones Encuentro, S.A. Madrid 2007; “Koba el temible”, autor
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Christian Jelen, Editorial Planeta, 1.985; “La nomenklatura. Los
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Editorial Crítica, 2.004; “Los nuestros. La vida de una familia en la
Unión Soviética contada con sarcasmo”, autor Serguéi Dovlátov, Editorial
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Debate 2.010; “Mao. La
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fe se perdió en Moscú”, autor Enrique Castro Delgado, Ediciones
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1947; “Ya no es posible callar”, autor Roger Garaudy, Mote Avila
Editores, Caracas 1970; “Yo
escogí la esclavitud”, autor Valentín González “El campesino”, Ediciones
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marxista Regina García, Editorial Nacional 1952; “Los nuevos perseguidos”, de Antonio Socci, Editorial Encuentro,
Madrid 2003; “Carrillo miente.
156 documentos contra 103 falsedades”, autor Ricardo de la Cierva,
Editorial FÉNIX 1.994, y varios más.
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