sábado, 27 de agosto de 2022

A los internacionalistas ( I )


 Decía un pedante infumable marxista-gramsciano que “nosotros los rojos somos internacionalistas”, diciendo también que “a patriota no me gana nadie”. Sin comentarios. Pues bien, vamos a dedicarles a estos “internacionalistas” unas entregas para contarles la realidad y la verdad, no mentiras, funambulismos, cuentos de hadas y cantos de sirena como hacen ellos.

Para empezar, habría que preguntarles qué es para ellos la Libertad. Y decimos esto porque en todos los países arrasados por el comunismo, la Libertad es lo primero que se destruye, cambiándola por su “libertad”. Más fariseos y falsos no pueden ser.

Las personas que son partidarias de la verdadera Libertad, siempre están dispuestas a entenderse y a hablar con aquellas otras que piensan distintamente, amén de no admitir nunca que el fin justifica los medios, cuando, por el contrario, son éstos los que justifican el fin. La Libertad va encajada en una conducta que es mucho más que un asunto político, conducta que no requiere manifiestos, ni patentes, ni expertos, ni técnicos, ni profesionales, etc, sino simplemente cultivarla, practicarla y ejercerla de una manera corriente y natural, sin alardes, galas y boatos.

Como ya saben, aunque dichos “internacionalistas” lo nieguen, las masas fueron, y son, empujadas, acarreadas, remolcadas y arrastradas por ideas, y no por razonamientos. Y decimos esto porque un razonamiento lógico y evidente, desprovisto de populismo, de demagogia y de logomaquia, nunca movió las masas, pues éstas no razonan nunca, dejándose llevar por la emoción y el entusiasmo. En otras palabras: lo que se llama un “ideal”, es una emoción ardiente y apasionada en torno a un concepto, a una noción, a una idea. El empuje, el acarreo, el remolque y el arrastre, hace que el concepto, la noción y la idea se esfumen y se mixtifiquen, quedando sólo como propulsor del mentado “ideal” el entusiasmo, la alegría, la emoción, etc, que lo envuelve y lo encubre.

Pero en muchas ocasiones no hay ni ideales ni ideas, dejándose llevar las multitudes por cualquier planteamiento, sea del carácter que sea. La ignorancia, la estulticia, la inopia, la ineptitud, la incapacidad, para algo están, oiga.

En la próxima entrega comentaremos algo sobre el tan cacareado “sufragio universal”.

Continuará.



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