La palabra intoxicar tiene dos acepciones, según el
Diccionario de los “inmortales” de la RAE:
“Imbuir, infundir en el ánimo de alguien
algo moralmente nocivo”, y
“Dar un exceso de información manipulada
con el fin de crear un estado de opinión propicio a ciertos fines”.
Curiosamente, no figura la palabra “intoxicador”, figurando emponzoñador y
envenenador, derivados de emponzoñar y envenenar, que son sinónimos de
intoxicar. No entendemos la incoherencia.
Dicho lo anterior, poco o nada se comenta de las
mentiras de este “intoxicador” que tenemos en la Moncloa. Así, mintió en su día
sobre asuntos de salud diciendo que estaba asesorado por un “comité de
expertos” inexistente, mintiendo también sobre el IVA de las mascarillas, etc, etc.
También el ministro del Interior mintió en su día para
expulsar a un mando de la Guardia Civil. También en su día el vicepresidente
del desgobierno calumniaba de forma grave a la oposición porque quería “dar
un golpe de Estado”. Posteriormente, su “Sanchidad” intoxicó al “pueblo
soberano” diciendo que la oposición quería derrocarle, inventando otra
intoxicación diciendo que era víctima de una conspiración de los “poderosos”.
Podríamos seguir contando más cosas, pero haríamos el asunto un poco largo.
Todas estas cosas, y muchas más, están presentes en el
socialismo de cualquier sitio, ya que se dedica a atacar de la forma que sea, a
todos aquellos, aquellas y “aquelles” que no siguen sus instrucciones. Esto se
pudo comprobar durante el “gonzalato”, después en el “zapaterato” y ahora con
el “sanchismo”.
En fin, el silencio atronador, valga el oxímoron, de
los “mass-media” sobre estos asuntos y otros, no tiene nombre. La docilidad de
estos medios ante las malas actuaciones y gestiones del gobierno llevan, como
está sobradamente demostrado, a la dictadura, al autoritarismo, al absolutismo,
al despotismo y al abismo.
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