Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos cómo
Rusia fue una excepción de esperanza al marxismo.
Como sabrán, en Rusia, después de la guerra
franco-prusiana, hubo todo tipo de revueltas y movimientos revolucionarios,
haciendo que el judío Marx quedase conmovido por estas circunstancias,
probablemente debidas a que la primera traducción de “El capital” había
aparecido en Rusia en 1872, haciendo de este lugar un punto prometedor del
socialismo revolucionario marxista.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que los
extremistas rusos de aquel entonces, vieron la doctrina marxista un tanto
escépticamente. Si bien consideraban al judío como un revolucionario, no lo
veían como autor y creador de un sistema.
Mijail Bakunin, padre del anarquismo, y que se
enfrentó a Marx en la Primera Internacional, siempre abrazado a su gran
espíritu crítico, anunciaba que la doctrina marxista sustituiría al capitalista
por el burócrata, diciendo también que el marxismo sería un auténtico
capitalismo de estado opresor y omnipresente. Sus predicciones, como ya saben,
no fallaron.
Marx, con su soberbia, prepotencia y pedantería, decía
a sus simpatizantes revolucionarios rusos que aún les era posible el evitar la
fase capitalista por mor de la comuna campesina. Evidentemente, esta afirmación
de Marx contradecía y era un atentado contra su sistema.
La probabilidad y la posibilidad de un tránsito
pacífico del capitalismo al socialismo, se podía ver en las últimas ediciones
de “El manifiesto”, e incluso de “El capital”. Sin embargo, decir que la Rusia
de aquellos años podía pasarse por el arco del triunfo la etapa capitalista y
pasar directamente, tras la revolución violenta, al socialismo, era
absolutamente antimarxista.
Como no podía ser de otra manera, los “científicos”
marxistas (conocimos uno que era un pedante infumable), emplearon todo tipo de
argucias, que no fueron más que embelecos y mentiras, para tratar de hilar esta
aberración marxista, asunto este que, según ellos, consiguieron, ya que para
estos “doctos” marxistas la versión que
ellos hacen de la doctrina es intocable, inatacable y totalmente coherente. Así
son de pedantes y de fanáticos.
Asimismo, comentar que Marx creyó que los terroristas
asesinos del zar Alejandro I I, eran los representantes de la futura Rusia en
el terreno revolucionario.
En la próxima entrega veremos someramente cómo esta
actitud de Marx sobrevivió a su muerte y al fin del populismo, asunto este que
sirvió para que Engels, sucesor del judío, reprochase a los marxistas sus
diferencias con los populistas.
Continuará.
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