viernes, 6 de junio de 2025

Hay que exigir rendición de cuentas


 

Lo normal y justo es cumplir con las obligaciones fiscales, pero la casta política en lugar de administrar con responsabilidad y transparencia actúa de manera desastrosa o corrupta. Esa sensación de injusticia no solo afecta el bolsillo, sino que también erosiona una parte fundamental del contrato social: la confianza ciudadana en las instituciones democráticas.

Cuando los ciudadanos sienten que su esfuerzo no se traduce en una mejora real del bien común, sino en el sostenimiento de estructuras ineficientes o clientelares, es normal que crezca el desánimo y la desafección política. Sin confianza, la democracia se debilita, porque deja de percibirse como un sistema justo o representativo.

 La carga fiscal que asumen los ciudadanos está basada, en teoría, en un pacto social: contribuimos al bien común con la expectativa de que los recursos serán gestionados con responsabilidad, transparencia y equidad. Cuando quienes ostentan el poder político incumplen esa parte del acuerdo —por corrupción, incompetencia o falta de visión—, no solo se malgastan recursos, sino que también se erosiona algo mucho más difícil de recuperar: la confianza en las instituciones.

Esa confianza es fundamental para sostener la democracia, porque sin ella, se debilita la participación ciudadana, crece el desencanto, y se abre la puerta a discursos extremos o autoritarios que prometen soluciones rápidas. Por eso es tan importante exigir rendición de cuentas, apoyar medios y movimientos que fiscalicen al poder, y, cuando es posible, participar activamente en los procesos democráticos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog