Como ya sabrán, en este mes
de abril, pero de 1870, concretamente el día 22, nacía uno de los personajes
más crueles de la historia de la Humanidad: Lenin, que fallecía el 21 de enero
de 1924 a los 54 años de edad. Y como hay que recuperarlas memorias “históricas”
y “democráticas”, vamos a dedicarle unos artículos, así como comentar cuatro
libros intitulados “El verdadero Lenin. El padre legítimo del Gulag, según los archivos
secretos soviéticos”, autor Dimitri Volkogónov, Editorial Anaya
& Mario Muchnik, 1996, 451
páginas incluido Indice, con prólogo de Manuel Vázquez Montalbán; “El terror bajo Lenin”, autor Jacques
Baynac, Tusquets Editor, Barcelona 1977, 339 páginas, con bibliografía incluida;
“Conspirador: Lenin en el exilio”,
autora Helen Rappaport, editado por Basic Books, A member of the Perseus Books
Group, New York, 2.010, 384 páginas incluido el Index, y “La tumba de Lenin. Los últimos días del imperio soviético”, de
David Reminick, Editorial Debate 2011, 863 páginas, incluido Índice Alfabético.
La presente edición en castellano para todo el mundo: Random House
Mondadori, S.A.
Un infumable pedante
marxista, decía de sí mismo que tenía mucho de científico, amén de otras
majaderías. También decía que Lenin había sido el personaje más importante del
siglo XX. Es una de las mayores burradas que se han podido decir.
El leninismo nace en 1.903
con el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, celebrado en
Bruselas y en Londres en los meses de julio-agosto. El primero había tenido
lugar en marzo de 1.898 en la ciudad de Minsk.
En este II Congreso tuvo
lugar la separación entre bolcheviques y mencheviques, dando lugar a la
controversia entre las libertades democráticas y el interés del partido. Lenin
defendió “la subordinación de todos los
principios democráticos a los intereses del Partido”.
Pero lo que verdaderamente
separó a bolcheviques y mencheviques fue la discusión sobre el principio de
autoridad y cómo se reglamentaría el ser “miembro del partido”. Para Lenin los
miembros del partido tenían que entregarse de forma ciega a las directrices del
mismo: tenían que ser “activistas,
obedientes, mentalizados y disciplinados”. Es decir: el pueblo estaría
sometido al arbitrio de una minoría.
En oposición a Lenin, Y.
Martov defendía que para ser miembro del partido bastaría que la persona fuese
simpatizante de las ideas del mismo y que las bases fuesen las que controlasen
el partido e impedir que los jefes impusiesen sus directrices.
Al leninismo, o mejor dicho
al marxismo-leninismo, se le presentó con un envoltorio filosófico-científico.
Es decir: un sistema filosófico que decía demostrar “científicamente” que el
odio, el terror, la mentira, la calumnia, etc, eran “aspectos temporales” que justificaban la consecución final del “porvenir radiante de la Humanidad”, del
“hombre nuevo”, de la Verdad, del
Bien, del “paraíso de los trabajadores”
con lo que la Historia se terminaba. Marx decía que la Historia sólo se movía
por la lucha de clases. Lenin remachaba diciendo que “la moral proletaria está determinada por las exigencias de la lucha de
clases”.
Lo de la consecución del “hombre nuevo”, fue uno de los mitos más
grandes de toda la Historia humana.
El propio Antonio Gramsci,
hizo un diagnóstico muy pesimista al analizar la realidad social de la Unión
Soviética y sus satélites: tal “hombre
nuevo” no acababa de surgir en los regímenes comunistas, ya que los “valores burgueses del cristianismo”
seguían anclados en las personas. Ahí era donde había que actuar desarraigando
los citados valores. Una vez conseguido esto, el poder “caería en el regazo marxista como fruta madura”, decía Gramsci.
¿Será el “hombre nuevo” el de la China comunista que se vio paralizada por la visita del Real
Madrid que “provocó hasta paros laborales
y retenciones de tráfico” en el verano de 2.007?
Se comprende que los
marxistas, y sobre todo los “paleomarxistas”, estén deprimidos, decepcionados y
disgustados. No obstante, y de vez en cuando, para desentumecerse, atacan ¡como
no! a Estados Unidos y a la religión, exudando su amargura en artículos que
parecen auténticos discos rayados.
Continuará.
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