martes, 23 de abril de 2024

Lenin ( I )

 


Como ya sabrán, en este mes de abril, pero de 1870, concretamente el día 22, nacía uno de los personajes más crueles de la historia de la Humanidad: Lenin, que fallecía el 21 de enero de 1924 a los 54 años de edad. Y como hay que recuperarlas memorias “históricas” y “democráticas”, vamos a dedicarle unos artículos, así como comentar cuatro libros intitulados El verdadero Lenin. El padre legítimo del Gulag, según los archivos secretos soviéticos”, autor Dimitri Volkogónov, Editorial  Anaya  & Mario Muchnik,  1996, 451 páginas incluido Indice, con prólogo de Manuel Vázquez Montalbán; “El terror bajo Lenin”, autor Jacques Baynac, Tusquets Editor, Barcelona 1977, 339 páginas, con bibliografía incluida; “Conspirador: Lenin en el exilio”, autora Helen Rappaport, editado por Basic Books, A member of the Perseus Books Group, New York, 2.010, 384 páginas incluido el Index, y “La tumba de Lenin. Los últimos días del imperio soviético”, de David Reminick, Editorial Debate 2011, 863 páginas, incluido Índice Alfabético. La presente edición en castellano para todo el mundo: Random House Mondadori, S.A.

Un infumable pedante marxista, decía de sí mismo que tenía mucho de científico, amén de otras majaderías. También decía que Lenin había sido el personaje más importante del siglo XX. Es una de las mayores burradas que se han podido decir.

 El leninismo nace en 1.903 con el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, celebrado en Bruselas y en Londres en los meses de julio-agosto. El primero había tenido lugar en marzo de 1.898 en la ciudad de Minsk.

 En este II Congreso tuvo lugar la separación entre bolcheviques y mencheviques, dando lugar a la controversia entre las libertades democráticas y el interés del partido. Lenin defendió “la subordinación de todos los principios democráticos a los intereses del Partido”.

 Pero lo que verdaderamente separó a bolcheviques y mencheviques fue la discusión sobre el principio de autoridad y cómo se reglamentaría el ser “miembro del partido”. Para Lenin los miembros del partido tenían que entregarse de forma ciega a las directrices del mismo: tenían que ser “activistas, obedientes, mentalizados y disciplinados”. Es decir: el pueblo estaría sometido al arbitrio de una minoría.

 En oposición a Lenin, Y. Martov defendía que para ser miembro del partido bastaría que la persona fuese simpatizante de las ideas del mismo y que las bases fuesen las que controlasen el partido e impedir que los jefes impusiesen sus directrices.

 Al leninismo, o mejor dicho al marxismo-leninismo, se le presentó con un envoltorio filosófico-científico. Es decir: un sistema filosófico que decía demostrar “científicamente” que el odio, el terror, la mentira, la calumnia, etc, eran “aspectos temporales” que justificaban la consecución final del “porvenir radiante de la Humanidad”, del “hombre nuevo”, de la Verdad, del Bien, del “paraíso de los trabajadores” con lo que la Historia se terminaba. Marx decía que la Historia sólo se movía por la lucha de clases. Lenin remachaba diciendo que “la moral proletaria está determinada por las exigencias de la lucha de clases”.

 Lo de la consecución del “hombre nuevo”, fue uno de los mitos más grandes de toda la Historia humana.

 El propio Antonio Gramsci, hizo un diagnóstico muy pesimista al analizar la realidad social de la Unión Soviética y sus satélites: tal “hombre nuevo” no acababa de surgir en los regímenes comunistas, ya que los “valores burgueses del cristianismo” seguían anclados en las personas. Ahí era donde había que actuar desarraigando los citados valores. Una vez conseguido esto, el poder “caería en el regazo marxista como fruta madura”, decía Gramsci.

 ¿Será el “hombre nuevo” el de la China comunista que  se vio paralizada por la visita del Real Madrid que “provocó hasta paros laborales y retenciones de tráfico” en el verano de 2.007?

 Se comprende que los marxistas, y sobre todo los “paleomarxistas”, estén deprimidos, decepcionados y disgustados. No obstante, y de vez en cuando, para desentumecerse, atacan ¡como no! a Estados Unidos y a la religión, exudando su amargura en artículos que parecen auténticos discos rayados.

 Continuará.



 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog