martes, 16 de abril de 2024

El estado del Estado


 

Cuando un Estado es barrido por el gobierno y cuando el Jefe de este Estado no dice nada, el Estado queda en estado putrefacto. Consideremos unos pocos asuntos en los que el Estado no tenía por qué inmiscuirse. A saber:

a).- No debería inmiscuirse en políticas que favorecen el aborto y la eutanasia que, al fin y a la postre, desfavorecen la vida. Pero, claro, como al feto lo consideran como un conjunto de células, la indiferencia estatal está patente. Pero no se dan cuenta que esta indiferencia puede costar muy cara, ya que como sigamos así no habrá reemplazo generacional

 b).- La politización de la violencia de sexo (que no de género) está a la vista. No se tiene en cuenta que un tanto por ciento muy elevado de las víctimas por homicidio son varones del género masculino. Ustedes ya nos entienden. Sin embargo, cuando las víctimas son mujeres hembras, ustedes ya nos entienden también, las valoraciones penales y políticas se consideran de otra manera.

 c).- La presunción de inocencia y la balanza de la justicia desaparecen, cuando los casos de violencia de sexo son perpetrados por varones masculinos. Ustedes ya nos entienden de nuevo.

 d).- El principio de igualdad que, como es sabido, no discrimina por razones de sexo, queda totalmente suprimido y anulado porque antepone el sexo de las personas a sus méritos. La famosa parida de la “paridad” lo demuestra.

 En fin, estos son unos pocos ejemplos que demuestran el estado putrefacto de nuestro Estado. Estos experimentos biológicos puede que tengan unas consecuencias desastrosas en un período de tiempo relativamente corto, al no proteger ni la familia ni la vida.

 ¿Qué decía “El patrón del Bribón”, Jefe del Estado, a todo esto? Pues ni mu, ya que en su día sancionó la ley del aborto.



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