viernes, 12 de abril de 2024

El verdadero Estado ( I I I )


En un verdadero Estado, una de las bases fundamentales de los distintos partidos políticos es el respeto, la aceptación y la tolerancia mutua, amén de hacer una labor pacífica parlamentaria. Esto, y otras coas, no suceden en estos momentos en España, lo que hace que el sistema no funcione por mucho que digan los de la internacional de la mentira, del odio y del terror.

Cuando los partidos están marcados por extremismos, como ocurre ahora con el PSOE, usan lo que sea necesario como instrumento para la conquista y permanencia en la poltrona, además de ejercer un poder omnímodo. Ahí están la “España-2030” y la “España-2050”, oiga.

Aparte de esto, no sabe aceptar las derrotas electorales, lo que le hace lanzarse por otras vías que nada tienen que ver con la democracia. Su intransigencia y fanatismo así lo dicen.

Si a todo esto añadimos el torpedeo de los nacionalismos y separatismos, la debilidad del sistema está a la vista, apareciendo un auténtico carcoma en las cuadrillas políticas, que las lleva a un radicalismo doctrinario exagerado.

Por otra parte, ahí tenemos el laicismo con sus leyes, normas, reglas, criterios, recetas, o lo que ustedes quieran, incompatibles con la conciencia cristiana mayoritaria de nuestra Patria, laicismo que pretende actuar como un revulsivo o medicamento para dinamitar los principios éticos y morales, pretendiendo hacer borrón y cuenta nueva.

¿Y qué decir de la inseguridad social? Pues sencillamente que el “pueblo soberano” no está contento, ya que no encuentra vías y caminos para afrontar los grandes problemas económicos y sociales en los que estamos inmersos.

Esperamos que no suceda lo de 1934 durante la Segunda República: tras la derrota de las izquierdas en las elecciones, fue el propio PSOE el que se lanzó a los actos violentos.

Continuará.




 

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