La República tuvo muchas
dificultades y problemas con los trabajadores ferroviarios, tradicionalmente
organizados por la U.G.T., pero influidos entonces por la C.N.T. Con la llegada
de la República, creían que su status iba a mejorar, ya que esperaban grandes
aumentos de salarios, así como la jornada de 8 horas. Como esto no llegaba, en
el verano de 1.931 (a los tres meses de proclamarse aquélla) estaban preparados
para ir a la huelga. Indalecio Prieto, como ministro de Hacienda, arriesgó su
prestigio entre los trabajadores OPONIÉNDOSE A LAS SUBIDAS DE SALARIOS.
En enero de 1.932, un levantamiento anarquista en los suburbios de Barcelona, terminó con la vida de muchas personas. Los revolucionarios hicieron descarrilar varios trenes de Manresa y Berga, las tropas ocuparon Barcelona y el Gobierno clausuró los locales del PARTIDO COMUNISTA.
A principios de enero de 1.933, el ministro de la Gobernación dio la alarma
a las fuerzas nacionales de seguridad, ya que parecía inminente un
levantamiento anarquista en nombre del COMUNISMO LIBERTARIO.
En el mismo año de 1.933, Azaña escribía en su diario, refiriéndose a los continuos levantamientos anarquistas: "Tanto los amigos como los enemigos de la república me dicen que las COSAS NO PUEDEN SEGUIR ASÍ INDEFINIDAMENTE".
¿Y qué dicen de los 4.200 sacerdotes asesinados, amén de los casi 2.400
frailes, y de las 283 monjas asesinadas, muchas de ellas violadas? Y de los
religiosos asesinados el 15 de octubre de 1934 en Turón (Asturias), ¿tampoco
dicen nada? (Imagen).
No hay comentarios:
Publicar un comentario