Y con el comentario de este libro, terminamos los artículos que
hemos dedicado a Vladimir Illich “Lenin”,
uno de los personajes más crueles y siniestros que ha dado la Humanidad, que
fallecía el 21 de enero de 1.924.
El
título original es “Conspirator: Lenin in
exile”, escrito en inglés. La autora es Helen Rappaport, editado por Basic
Books, A member of the Perseus Books Group, New York, 2.010, 384 páginas
incluido el Index.
En
la página 305 y 306, en el “Epilogue
Good-bye Lenin”, se lee:
“Lenin effectively enjoyed only five years in power
before entering a terminal decline in december 1922. Inessa's death in 1920 had
a profound effect on jim. He seemed visibly destroyed by grief at her funeral,
bur of course never spoke publicly abour her and the soviet record remained
stonily silent on the subject of their relationship. Her premature death no
doubt contributed to his final decline. He died on January 21, 1924, supposedly
the victim of a series of seizures, but, as now seems likely, having succumbed
to syphilis contracted sometime en 1900.
The
syphilis diagnosis as been suported as well as vigorously contested by
historians and physicians inside and outside Russia, with the Soviets insisting
that Lenin died of a stroke, as did his father before him.
Concealment
of the truth about the private lives of Soviet political heroes, particularly
every aspect of Lenin's private life, was raised to an art form under Stalin by legions of offical
historiographers. It could not really be otherwise: the puritanical Lenin,
fountainhead of a cult of revolutionary sainthood, had no time for sex, or so
the Soviet people were led to believe. But the clues are there about Lenin's
sexuality and the sexual deprivation he probably, as a result of Nadya's
thyroid condition and consequent loss of
libido. Lenin's illness was Well-known among his doctors in the Kremlin and
syphilis specialist in Germany and Switzerland, such as Professor Max Nonne, had been treating him with arsenic
since the war years. In is final months Lenin also received doses of Salvarsan,
a pioneering treatment for syphilis first marketed in 1910”.
La
traducción sería:
“Lenin efectivamente había disfrutado de
tan sólo cinco años en el poder antes de entrar en un declive terminal en
diciembre de 1922. La muerte de Inessa
en 1920 tuvo un efecto profundo. Él parecía visiblemente destruido por
el dolor en su funeral y, por supuesto, nunca habló públicamente su relación y
el registro soviético permaneció fríamente silencio sobre el tema de su
relación. Su muerte prematura, sin duda contribuyó a su decadencia final. Murió
el 21 de enero de 1924, supuestamente víctima de una serie de ataques, pero,
como ahora parece probable, después de haber sucumbido a la sífilis contraída
en algún momento en 1900.
El diagnóstico de la sífilis fue
enérgicamente impugnada por los historiadores y médicos dentro y fuera de
Rusia, con los soviéticos insistiendo en que Lenin murió de un derrame
cerebral, al igual que su padre antes que él.
El ocultamiento de la verdad sobre la
vida privada de los héroes soviéticos políticos, en particular todos los
aspectos de la vida privada de Lenin, fue elevado a una forma de arte bajo
Stalin por las legiones de la historiografía oficial. Realmente no podía ser de
otro modo: el puritano Lenin, manantial de un culto de santidad revolucionaria,
no tenía tiempo para el sexo, cosa que el pueblo soviético fue obligado a
creer. Pero las pistas están ahí sobre la sexualidad de Lenin y la privación
sexual, probablemente, como resultado de la enfermedad de la tiroides de Nadya
y la consiguiente pérdida de la libido. La enfermedad de Lenin era bien
conocida entre los médicos en el Kremlin y especialista en la sífilis en
Alemania y Suiza, como profesor Max Nonne, lo había tratado con arsénico desde
los años de la guerra. En los últimos meses Lenin también recibió dosis de
Salvarsan, un pionero de tratamiento para la sífilis comercializados por
primera vez en 1910”.
Como
justificación a todo esto, en la página 355, dentro de “Notes to epilogue”, se lee lo siguiente, resumido brevemente y una
vez traducido:
Lenin
había contraído la sífilis en un viaje realizado a París en 1902, Como síntomas
sufría fiebres, dolores de cabeza, irritabilidad, falte de sueño, pérdida del
apetito. . . todo ello característico del segundo estado de la sífilis.
De
acuerdo con el profesor Chaplain, la autopsia del cerebro de Lenin mostró
esclerosis masiva, constatando un diagnóstico de neurosífilis en forma
neurovascular.
Esta
neurosífilis de Lenin, fue un secreto a voces del ministro soviético de salud,
el profesor Boris Petrovsky, perteneciente a la elite de los doctores del
Kremlin, con los cuales había conversado Chaplain.
Después
del colapso de la Unión Soviética, la evidencia salió a flote. Alexey
Abrikosov, que había hecho la autopsia a Lenin, había recibido instrucciones
para falsificar las pruebas del diagnóstico de sífilis.
También nos cuenta
Helen que, según una documentación que se conserva en la Universidad de
Columbia (EE.UU.), Paulov comentó con otro científico, Mijail Zernov, en 1928
en París, que “Lenin había sufrido la
sífilis y manifestado todos los síntomas de la enfermedad”.
Asimismo, nos dice
la autora que "Pavlov conocía a los
científicos convocados para que examinasen el cerebro de Lenin a su muerte en
1924 y todos coincidieron en ese diagnóstico".
Esperamos y
deseamos que esta obra aparezca pronto traducida en las librerías españolas.
No nos queda más
que decir, como siempre, que recomendar la lectura de estos libros que hemos
comentado a todos esos “historieteros”,
y sobre todo, a esos pedantes marxistas infumables que afirmaban, y afirman,
que este cruel, sanguinario y siniestro individuo, había sido el personaje más
importante del siglo XX. Va siendo hora de que se vayan abriendo archivos para
dar a conocer al mundo la verdadera historia de un sistema y la de los autores
del mismo, sistema por el que fueron
asesinados millones y millones de seres humanos.
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