sábado, 20 de abril de 2024

El omnímodo poder


 

Como ya saben, el poder omnímodo no tiene límites ni oposición, lo que trae como consecuencia que toda aquella persona que lo tenga, impone su voluntad, amén de proceder  de forma armoniosa y conveniente con los intereses de su banda.

Dicho lo anterior, hay trabajos, oficios, quehaceres, actuaciones, profesiones, etc, en los que los frutos y consecuencias de éstos sólo los sufren los actores. Pero hay otros, los más,  que son “exportables” y los citados frutos, consecuencias, y también efectos, recaen en terceros y, lo que es peor, muchas veces contra su voluntad.

 Se podrían poner muchos ejemplos de esto que decimos. No hay más que echar un vistazo a los ciertos “mass-media” y a ciertas televisiones que, enchufadas y conectadas a todas horas al omnímodo poder, hacen que los receptores sufran las consecuencias previstas y señaladas en el panel ideológico.

 Tal panel ideológico se encarga, entre otras muchas cosas, y a través de sus domesticados portavoces trompeteros, orates y vates de nómina y sueldo, de decir auténticas barbaridades y barrabasadas, contra los americanos, contra la derecha, contra el PP, contra la Iglesia Cristiana, que no contra las iglesias, etc., mientras que por otra parte los citados trompeteros y vates también dicen  verdaderas barbaridades, pero mintiendo, sobre Cuba, sobre la alianza de civilizaciones, sobre Chávez, sobre Evo Morales o sobre Nicolás Maduro. Con esto se consigue que esas mentiras que cuentan, narradas con “análisis científicos”, que diría un pedante marxista infumable, vayan calando poco a poco en el pueblo soberano hasta considerarlas como verdades porque el asunto es de “sentido común”.

 Y para que este “sentido común” sea lógico y bien visto, se recurre a la mentira, y si es preciso, a la violencia, tanto verbal como física.

 En fin, el que quiera entender, que entienda.



 

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