lunes, 22 de abril de 2024

Puño y ceja


 

Tanto con la cara como con las manos, se pueden hacer muchas señales, ademanes y gestos. Así, con la cara se puede expresar asombro, tristeza, aburrimiento, asco, admiración, etc. También hay otro tipo de expresiones convencionales, como son las que usan los jugadores de mus. También con las cejas se puede decir o transmitir algo. Que se lo pregunten a los “artiscejos” del Bobo Solemne.

 Con las manos, sin embargo, se puede expresar muchísimo más. Ahí está la admirable gesticulación que hacen las personas sordomudas para entenderse; los dedos en uve para indicar victoria, el dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo, indicando acuerdo o desacuerdo, etc, etc. Pero hay determinadas señas con las manos que, según quién las haga, se proclama a los cuatro vientos, o se silencian.

 Pero hay otro gesto, el puño en alto que, visto en determinadas personas, indica una incoherencia monumental, ya que muchas de estas citadas personas son archimillonarias, con suntuosas mansiones y coches, etc., y otras cobran suculentas sumas por ir a dormir al Congreso, a la par que hay otras, millonarias rapaces ellas, que cobran también sumas desorbitadas por levantar puño y ceja. De famélica legión, nada.

 No sabemos si se acordarán que, no hace mucho tiempo, se abrió una pequeña polémica sobre el puño en alto. Así, Esperanza Aguirre, antigua militante de izquierdas, dijo que “el puño en alto es un gesto amenazante de ideologías totalitarias”. Hubo diversas contestaciones a esta afirmación de Aguirre: desde la ridícula del acomplejado Rajoy “mientras no me lo estampen en la cara. . . me da igual”, pasando por la no menos ridícula de Rub-al-Kaaba “no es lo mismo que el saludo fascista”. Hubo otras contestaciones que no contienen más que mentiras.

 Para saber de verdad lo que significa el puño en alto, echemos un vistazo al periódico socialista Renovación, que el 28 de julio de 1.934, dirigido por el criminal Carrillo, decía lo siguiente:

 “¡Arriba el puño, jóvenes camaradas! El Estado burgués se aterra de su energía y quiere prohibir que nuestros brazos en alto tracen una línea rebelde sobre España ¡Arriba el puño! En nuestras manos cerradas, que se alzan a compás, va el anatema contra el capitalismo, contra el Gobierno, contra la República burguesa. Van nuestros afanes revolucionarios. Nuestras ansias de luchas. Nuestro ardor de combate. El puño es símbolo de fuerza creciente, y sus músculos respaldan la energía con que cogerá el proletariado revolucionario las culatas de los fusiles para acabar con toda esta podredumbre que ahoga a España. Nuestro puño es nuestra fortaleza. Vean cómo penden de él todos los fantoches que aliente el Estado burgués: clérigos, terratenientes, fascistas, monárquicos. A una se conciertan para abatirlo. Les duele en los ojos, en la carne y en el alma. Y mandan a su lacayo que acabe con esta visión. Salazar Alonso, perro sucio de la burguesía, manda y ordena a sus secuaces que nos impidan alzar el puño, anatematizar a la sociedad burguesa con el brazo tenso. No importa. Jóvenes socialistas, el puño en alto: ¡Frente a la burguesía! ¡Frente al Gobierno! ¡Por la revolución!”.

 Ese mismo periódico, el 17 de febrero de 1934 publicaba “El decálogo del joven socialista”. Vamos a transcribir lo que aparece en los apartados 3, 7 y 8:

 3. Hay que saludar con el brazo -vertical- y el puño cerrado, que es signo de hombría y virilidad.

 7º.- Ha de acostumbrarse a pensar que en los momentos revolucionarios la democracia interna en la organización es un estorbo. El jefe superior debe ser ciegamente obedecido, como asimismo el jefe de cada grupo. 

 8º.- La única idea que hoy debe tener grabada el joven socialista en su cerebro es que el Socialismo solamente puede imponerse por la violencia, y que aquel compañero que propugne lo contrario, que tenga todavía sueños democráticos, sea alto, sea bajo, no pasa de ser un traidor, consciente o inconscientemente. 

 ¿Qué hubiese sucedido si estos apartados del citado decálogo hubiesen sido firmados por Calvo Sotelo, José Antonio, Ortega y Gasset, Marañón, Gil-Robles, etc, etc? Seguro que ustedes se lo imaginan.

 ¿No tienen nada que decir las feministas y “feministos” sobre lo de “hombría y virilidad”?

 Nota.- Lo destacado en rojo es nuestro.



 

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