Cuando se habla del exilio, todo el mundo piensa en
los que se marcharon de España al venir el régimen de Franco. Esto es una
verdad a medias, ya que hubo muchos insignes españoles, verdaderamente
republicanos, que huyeron por culpa de la persecución a que fueron sometidos
por parte de aquel gobierno republicano, que nada tenía que ver con una
verdadera República, y sí con un régimen
de corte marxista. Tales serían los casos, por poner unos pocos, de Marañón,
Ortega y Gasset o Pérez de Ayala, verdaderos padres de la República que,
secuestrada por el comunismo y el socialismo revolucionario, se decidieron por
el exilio.
Entre 1.937 y 1.939 estos tres intelectuales se
intercambiaron unas cartas, que recuperamos después de revolver, como hacemos
con relativa frecuencia, en nuestra hemeroteca. Dichas cartas figuran en “El
Cultural” del diario “El Mundo”, publicado en abril de 2.001.
Vamos a transcribir textualmente parte de estas cartas
en las que se habla de “torpeza bárbara”
de unos y de “incapacidad cerril” de
los otros.
Marañón escribe el 24 de octubre de 1.937, desde
Marbeuf (Francia), una carta a Pérez de
Ayala, en la que se puede leer:
“Estos
días han sido de gran emoción por la caída de Asturias; más importante por ser
índice de la debilidad de la retaguardia, que por la inferioridad militar, ya
evidente, de los rojos. Las impresiones de la gente que viene del lado blanco,
son de magnífico optimismo, aunque envueltas en esa constante mentira
comunista, que es lo más irritante de los rojos”.
El 2 de diciembre de 1.938, vuelve Marañón a escribir
a Pérez de Ayala:
“Por
aquí todo igual. Estuvo Indalecio Prieto y se fue. El ladino Sebastián Miranda
no cuenta sino a medias lo que habló con él. Se va a Chile. Alvarez del Vayo a
New York. De allí (de Barcelona) tengo malas noticias, aunque Marcelino Domingo
(ministro de la República) de aquí, que es De Monzie, les envía fluido
eléctrico desde Andorra. Es idiota, que viendo en su propia carne lo que es el
comunismo, aún ayuden a aquello, que es más comunista que nunca”.
El 13 de febrero de 1.939, otra de Marañón al mismo
destinatario:
“¿Qué
te parece la chulapería de Negrín? ¡Qué gentes! Todo es en ellos latrocinio,
locura y estupidez. Han hecho hasta el final, una revolución en nombre de Caco
y Caca”.
Un mes más tarde, vuelve Marañón a contestar a Pérez
de Ayala:
“¡Qué
asco, qué asco! Tendremos que estar varios años maldiciendo la estupidez y la
canallería de estos cretinos criminales, y aún no habremos acabado ¿Cómo poner
peros, aunque los haya, a los del otro bando?
En la misma carta dice que “Negrín es un bandolero”. Y sigue:
“Horroriza
pensar que esta cuadrilla hubiera podido hacerse dueña de España. Sin quererlo
siento que estoy lleno de resquicios por donde me entra el odio, que nunca
conocí. Y aún es mayor mi dolor por haber sido amigo de tales escarabajos; y
por haber creído en ellos ¡No merecemos que nos perdonen!”
Y terminamos con una carta que el 17 de marzo de
1.939, le escribe Pérez de Ayala a Marañón. Entre otras cosas dice:
“Lo
que nunca pude concebir es que hubieran sido capaces de tanto crimen, cobardía
y bajeza. Hago una excepción. Me figuré un tiempo que Azaña era de diferente
textura y tejido más noble. No podía contar yo con que la ausencia de la
hormona testicular estragase hasta tal punto una buena inteligencia natural. En
Octubre del 34 tuve la primera premonición de lo que verdaderamente era Azaña.
Leyendo luego sus memorias del barco de guerra – tan ruines y afeminados – me
confirmé. Cuando le vi y hablé, siendo ya presidente de la República, me entró
un escalofrío de terror al observar su espantosa degeneración mental, en el
breve espacio de dos años, y adiviné que todo estaba perdido para España, con
aquella gente”.
En fin, esto es, de forma muy somera y reducida, el
concepto que tenían estos tres verdaderos republicanos de aquellos personajes
que querían implantar una república en España de corte marxista, como ya hemos dicho antes.
Pero, claro, oiga, este es el “vínculo luminoso”
de Su Sanchidad.
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