jueves, 25 de abril de 2024

¡Lárguese, tío!


 

La calaña de Su Sanchidad no tiene nombre, ya que sus cabriolas, sus ardides, sus tretas, sus artimañas, sus trampas, sus engaños, sus simulacros, sus tejemanejes, sus manipulaciones, sus contubernios, y todo lo que ustedes quieran añadir, están a la orden del día.

Como ya saben, este individuo intenta excitar e instigar a sus mesnadas contra la “derecha y la ultraderecha”, con le objeto de descarriar y revirar todas las corrupciones, iniquidades y desmanes políticos que le salpican a él y a su mujer, amén de a otros, otras y “otres”.

Lo que no se entiende muy bien es lo del aplazamiento de su dimisión “hasta el lunes” ¿Es que tiene que meditar, oiga? Como ya saben en su carta a la ciudadanía (¿y a la “aldeanería” no?) aparece un parágrafo en el que se ve el jaez de este sujeto:

“Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del gobierno o renunciar a este alto honor. A pesar de la caricatura que la derecha y la ultraderecha política y mediática han tratado de hacer de mí, nunca he tenido apego al cargo”.

Seguramente que les habrá llamado la atención lo de “nunca he tenido apego al cargo” ¿Acaso no pactó con gente siniestra que, entre otras cosas, pretende la destrucción de España? ¿Acaso no ha indultado a quien le conviene? ¿Y qué decir de la “ley” de la amnistía? Pues todo esto, y varias coas más, no demuestran que no tiene “apego al cargo”.

Por otra parte, la desvergüenza de este marrullero no tiene nombre ya que, entre otras cosas, en la mentada carta “ciudadana” dice que  “en las últimas elecciones generales del 23 de julio de 2023, el pueblo español votó mayoritariamente por el avance, permitiendo la reedición de un gobierno de coalición progresista”. Mentira, cínico: las ganó el PP. Lo que sucedió fue que como no tenía “apego al cargo”, se alió con proetarras, separatistas y comunistas.

A pesar de todo esto, lo más abominable, aborrecible, detestable, repugnante, etc, es lo que aparece al final de dicha carta:

“Todo ello me lleva a decirle que seguiré trabajando, pero que cancelaré mi agenda pública unos días para poder reflexionar y decidir qué camino tomar. El próximo lunes, 29 de abril, compareceré ante los medios de comunicación y daré a conocer mi decisión”.

En fin, ¡lárguese ya, tío!



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