miércoles, 17 de abril de 2024

“La obsesión antiamericana” ( I )


 

El título completo del libro es “La obsesión antiamericana. Dinámica, causas e incongruencias”, escrito por Jean-François Revel, Ediciones Urano, S.A. 2003, 247 páginas.

Genéricamente se puede decir que el tema central del libro es el odio y el resentimiento irracional, alimentados por el marxismo, el islamismo y el neototalitarismo, que se tiene a Estados Unidos

 De la lectura de este magnífico libro, como todos los de Revel a nuestro juicio, se pueden hacer un montón de consideraciones que expondremos en varias entregas. Vamos a transcribir un párrafo que pertenece al Capítulo I intitulado “Exposición de motivos”, que figura en la página 23. Dice así:

 “En la esfera del antiamericanismo, el grado máximo de degradación intelectual -  ni siquiera menciono la ignominia moral, que produce hastío, hablo sólo de incoherencia de las ideas – se alcanzó en septiembre de 2001, después de los atentados contra las ciudades de Nueva York y Washington. Pasado el instante de la primera emoción y de las condolencias, en muchos puramente formalistas, se empezó a representar aquellos actos terroristas como una réplica al mal que, al parecer, causaban los Estados Unidos al mundo. Esa reacción fue, en primer lugar, la de los países musulmanes, pero también e dirigentes y periodistas de ciertos países de África subsahariana, todos los cuales no son de mayoría musulmana. Se trataba de la evasiva habitual de sociedades en quiebra crónica, que han fracasado completamente en su evolución hacia la democracia y el crecimiento y que, en lugar de buscar la causa de su fracaso en su propia incompetencia y su propia corrupción, acostumbran a imputarlo a Occidente de forma general y a los Estados Unidos en particular. Pero, aparte de esos casos clásicos de ceguera voluntaria aplicada a uno mismo, también en la prensa europea, sobre todo en la francesa, naturalmente, entre los intelectuales y algunos políticos, no sólo de izquierda, sino también de derecha afloró al cabo de unos días la teoría de la culpabilidad americana”.

 En cuanto al odio musulmán, nos dice Revel en las páginas 103 y 104, dentro del Capítulo 4 intitulado ¿Por qué tanto odio? . . . ¡Y tantos errores!, lo siguiente:

 “La más grosera de esas mentiras por parte de los musulmanes consiste en justificar el terrorismo islámico atribuyendo a América una hostilidad antigua y general para con ellos. Ahora bien, en el pasado lejano o cercano, los Estados Unidos han perjudicado, sin comparación posible, muchos menos a los países musulmanes que el Reino Unido, Francia o Rusia. Estas potencias europeas con frecuencia los han conquistado, ocupado o incluso oprimido durante decenas de años y a veces más de un siglo. En cambio, los americanos nunca han colonizado a un país musulmán. No son más hostiles al Islam, en cuanto tal, en la actualidad. Muy al contrario, sus intervenciones en Somalia, en Bosnia, en Kosovo, como también sus presiones al Gobierno macedonio fueron – y van – encaminadas a defender minorías islámicas”

 En el mismo párrafo sigue Revel:

 “La coalición de veintiocho países contra el ejército iraquí en 1991 no ponía la mira en Sadam Husein en cuanto musulmán, sino en cuanto agresor. Por lo demás, aquella coalición se formó a solicitud de Arabia Saudí, inquieta por la amenaza que el dictador de Bagdad representaba para ella y para todos los emiratos. Así, pues, podemos señalar que en aquel caso los Estados Unidos y sus aliados defendieron, también entonces, a un pequeño país musulmán, Kuwait,, contra un tirano que era, por su parte, muy poco musulmán, ya que Iraq es en teoría laico y Sadam no tiene reparos en hacer matanzas con armas químicas de chiítas del sur de su país y kurdos del norte, también musulmanes. Así, pues, resulta curiosos que los musulmanes americanófobos no ven ningún inconveniente en que Iraq, cuya población es mayoritariamente musulmana, ataque a otros musulmanes, a Irán primero en 1980 y después a Kuwait en 1990, según los procedimientos del imperialismo belicista más primitivo. También en Argelia, desde 1990, son musulmanes los que cometen matanzas de otros musulmanes. ¡Qué extraño resulta que los supuestos defensores de los pueblos musulmanes no se escandalicen de ello lo más mínimo!”

 Continuará.



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