jueves, 11 de abril de 2024

La estulticia de Su Sanchidad ( y V I I I )


 

Y terminamos ilustrando al ignorante y mentiroso que tenemos en la poltrona “Monklovita” por aquello de que la República era un “vínculo luminoso de nuestro pasado que hay que reivindicar”.

En la página 33 del libro “La persecución religiosa del clero en Asturias (1934 y 1936-37) I. Martirios”, autor Ángel Garralda García, Gráficas Summa, Oviedo 1977, nos dice el autor refiriéndose a los incendios de iglesias y conventos, así como a los asesinatos de clérigos, que “era simplemente un ensayo subversivo atizado por agitadores profesionales de los que proclamaban que la revolución española estaba por hacer . . .con efusiones sanguinarias y con teas incendiarias”.

 En la página 35 en el apartado intitulado “Geografía y etapas de la persecución religiosa”, se lee:

 “Como sucedió en la gesta gloriosa del Alcázar de Toledo, con el canónigo Camarasa, que fue enviado a proponer la rendición, así los rojos en Asturias se sirvieron de sacerdotes emisarios, de “Camarasas”, en la Revolución de Octubre de 1934 y en julio de 1936, con la proposición, nada menos, que de rendimiento sin condiciones.

 Para eso se fiaban de los Curas, para proponer abrir la puerta falsa de la traición a la Patria.

 Pero, en las dos ocasiones la respuesta negativa fue contundente. Se prefería la muerte a caer en manos del enemigo de Dios y de España. No nos rendimos. Lo que equivale a decir, ganaremos.

 ¿Qué se hubiera conseguido con la rendición?

 En octubre de 1934 el Cura Regente de Moreda (Aller), Tomás Suero Covielles, prisionero de los rebeldes, se vio obligado a penetrar en el Centro del Sindicato Católico, donde se hallaban refugiados 30 muchachos mineros, sus mejores fieles, con Vicente Madera a la cabeza, para invitarles a que se rindieran.

 Estaban siendo atacados desde fuera por 3.000 armados y no podían con ellos. Una vez dentro, cambian impresiones sobre la suerte que les esperaba fuera, y acordaron por unanimidad, seguir luchando hasta morir. Don Tomás no necesitó tiempo para decidir su suerte. Se quedó con ellos. Les oyó en confesión, pero . . . rendirnos . . .nada. Y eran 3.000 contra 30. Prefirieron morir”.

 En fin, no seguimos. Podríamos escribir sobre el tema hasta cansarnos. Hay varios libros sobre el asunto comentados en este blog.

 Y terminamos diciéndole al ignorante doctor Sancheznstein que efectivamente esta era la República del “vínculo luminoso”, es decir, la de la bota, el bozal, el grillete, la zahúrda; la de oír, ver y callar; la del odio, la mentira y el terror. En una palabra: la de sus correligionarios socialistas y comunistas como Carrillo, Pasionaria, Largo Caballero, José Díaz, etc, etc.

 Donde no aparece ningún “vínculo luminoso” es en la de los verdaderos republicanos, como Ortega y Gasset, Marañón, Unamuno, etc, etc, que era la verdadera República, es decir, la del orden, la del respeto, la de la libertad, la de la justicia, la de la paz y la de la verdad. Pero, claro, oiga, pedir todo esto a este sujeto y a su troupe del desgobierno que tenemos, es como pedir peras al “horno”, que diría un votante socialista.



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