Y terminamos
ilustrando al ignorante y mentiroso que tenemos en la poltrona “Monklovita” por
aquello de que la República era un “vínculo
luminoso de nuestro pasado que hay que reivindicar”.
En la página 33 del libro “La
persecución religiosa del clero en Asturias (1934 y 1936-37) I. Martirios”,
autor Ángel Garralda García, Gráficas Summa, Oviedo 1977, nos dice el autor
refiriéndose a los incendios de iglesias y conventos, así como a los asesinatos
de clérigos, que “era simplemente un ensayo subversivo atizado por
agitadores profesionales de los que proclamaban que la revolución española
estaba por hacer . . .con efusiones sanguinarias y con teas incendiarias”.
En la página 35 en el apartado intitulado “Geografía y etapas de la
persecución religiosa”, se lee:
“Como sucedió en la gesta gloriosa del Alcázar de Toledo, con el
canónigo Camarasa, que fue enviado a proponer la rendición, así los rojos en
Asturias se sirvieron de sacerdotes emisarios, de “Camarasas”, en la Revolución
de Octubre de 1934 y en julio de 1936, con la proposición, nada menos, que de
rendimiento sin condiciones.
Para eso se fiaban de los Curas, para proponer abrir la puerta falsa de
la traición a la Patria.
Pero, en las dos ocasiones la respuesta negativa fue contundente. Se
prefería la muerte a caer en manos del enemigo de Dios y de España. No nos
rendimos. Lo que equivale a decir, ganaremos.
¿Qué se hubiera conseguido con la rendición?
En octubre de 1934 el Cura Regente de Moreda (Aller), Tomás Suero
Covielles, prisionero de los rebeldes, se vio obligado a penetrar en el Centro
del Sindicato Católico, donde se hallaban refugiados 30 muchachos mineros, sus
mejores fieles, con Vicente Madera a la cabeza, para invitarles a que se
rindieran.
Estaban siendo atacados desde fuera por 3.000 armados y no podían con
ellos. Una vez dentro, cambian impresiones sobre la suerte que les esperaba
fuera, y acordaron por unanimidad, seguir luchando hasta morir. Don Tomás no necesitó
tiempo para decidir su suerte. Se quedó con ellos. Les oyó en confesión, pero .
. . rendirnos . . .nada. Y eran 3.000 contra 30. Prefirieron morir”.
En fin, no seguimos. Podríamos escribir sobre el tema hasta cansarnos.
Hay varios libros sobre el asunto comentados en este blog.
Y terminamos diciéndole al ignorante doctor Sancheznstein que
efectivamente esta era la República del “vínculo luminoso”, es decir, la
de la bota, el bozal, el grillete, la zahúrda; la de oír, ver y callar; la del
odio, la mentira y el terror. En una palabra: la de sus correligionarios
socialistas y comunistas como Carrillo, Pasionaria, Largo Caballero, José Díaz,
etc, etc.
Donde no aparece ningún “vínculo luminoso” es en la de los
verdaderos republicanos, como Ortega y Gasset, Marañón, Unamuno, etc, etc, que
era la verdadera República, es decir, la del orden, la del respeto, la de la
libertad, la de la justicia, la de la paz y la de la verdad. Pero, claro, oiga,
pedir todo esto a este sujeto y a su troupe del desgobierno que tenemos, es
como pedir peras al “horno”, que diría un votante socialista.
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