Cuando hay votaciones, que no elecciones, los partidos políticos presentan
sus programas, de los que poco o nada se cumple.
Lo curioso del caso es que muchos votantes, después de haber votado,
confiesan que no han leído los programas: sólo les quedan, o se quedan, con lo
que dicen los audífonos callejeros, los pasquines, las pegatinas, los programas
de mano, etc. Razón tenía Tierno Galván cuando dijo aquello de que los
programas electorales estaban hechos para no cumplirse. (Como recordarán,
Enrique Tierno Galván, miembro del PSOE, fue alcalde Madrid entre 1979 y 1986)
Su propio partido no defraudó esta máxima “galvánica”, ya que su programa
electoral en la época del Bobo Solemne fue borrado de internet al día de ganar
las votaciones ¿Se acuerdan? En dicho programa nada se decía que se iban a
iniciar unas negociaciones con ETA ni que, obviamente, se iba a romper lo que
se llamó el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo
Asimismo, tampoco se decía nada de que se iba a revisar el “modelo de
Estado” y su estructura territorial, hablando de “naciones”, palabra esta que
tal parece vislumbrar una posible “Confederación de Naciones”, como pretenden
algunos.
Tampoco se hablaba nada de lo que es ser un Estado no confesional a ser
laico, atacando por los cuatro costados a la Iglesia Católica, mientras que
contra el Islam no se decía, ni se dice, ni mu.
Tampoco se dijo nada de lo que se llamó la “ampliación de derechos”, es
decir, eutanasia y aborto.
En fin, si levantara la cabeza Tierno Galván quedaría orgulloso de su
frase. Probablemente este hombre tenga algo de razón, pues dada la corrupción,
tanto política como material, de aquellos nefastos años, y de los de ahora, el
no cumplir los programas electorales engañando a la gente, era, y es, una nueva forma de hacer política. Y así nos
luce el pelo.
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