martes, 16 de abril de 2024

“El cero y el infinito”


 

Así se intitula el libro de Arthur Koestler, 300 páginas, incluido el Índice. Aunque la obra fue editada en 1.940, la edición que tenemos nosotros corresponde a la emitida por el Círculo de Lectores en 1.992.

Por aquellos años cuarenta del siglo pasado, los de la guerra fría, hubo algunos autores valientes que denunciaron el terrible sistema comunista. Entre estos autores podríamos destacar a Viktor Krawchenko con su obra “Yo escogí la libertad”, comentada en este blog con fechas 15, 17, 19 y 21 de febrero de 2017, y a Ayn Rand, escritora y filósofa, autora de “Los que vivimos”, también comentado en este blog con fecha 23 de agosto de 2023.

 Koestler, que residió en la URSS un año y se hizo miembro del PCUS, fue otro comunista desencantado que renunció al sistema cuando se firmó el pacto  nazy-soviético, en el que Stalin brindó por Hitler. El libro es como un acta notarial de lo que verdaderamente era el comunismo.

 Quedó profundamente impresionado por las depuraciones del criminal Stalin. La que más sintió fue la ejecución de su amigo Willy Munzenberg, alto jefazo de la Komintern. Este asesinato fue, entre otros muchos motivos, lo que hizo precipitarse su conversión.

 El libro está dedicado a los amigos de Koestler depurados por Stalin. El personaje central, N.S. Rubáshov, representa la vida de estos amigos exterminados por el régimen.

 La obra puede resumirse como el relato de una persona ante una situación límite. También nos transmite el autor  que el fracaso del comunismo estaba escrito en su origen y en su doctrina, como así fue.

 Se dio cuenta de que el partido no era infalible, como estaba escrito.  En un principio admitió que la revolución estaba justificada, aunque causase grandes sufrimientos, penas y dolores a un grupo pequeño de la población y por poco tiempo, con el fin y el objeto de conseguir el “paraíso en la tierra”.

 Pero se dio cuenta de que ese poco tiempo y el sufrimiento se prolongaban, hasta tal punto que nunca se llegaría a la felicidad prometida, como quedó sobradamente demostrado.

 Y terminamos con lo de siempre: libro recomendado para los historieteros “bien pagaos” y para los pedantes infumables marxistas que hacen “análisis” de todo.



 

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