Así se intitula el librito de Regina García García, Publicaciones
Españolas, 1953, 31 páginas incluido Índice. Seguimos con lo que nos dice esta
señora ex marxista, que ha sido borrada de la historia por los “historieteros”
de siempre.
En la página 6 se lee:
“Este fue el primer
acontecimiento político de aquel año, que tan pródigo en ellos había de ser, hasta convertirse en cifra inicial de una nueva era en la historia de España.
Le
siguió en importancia la convocatoria de
elecciones de diputados, con toda su barahúnda de
propaganda desorbitada.
Como
asesores del Frente Popular llegaron de la vecina Francia Mauricio Thorez y el alemán Neuman, quienes se entrevistaron con los dirigentes del Partido
Comunista, y más tarde con los de los demás
partidos aliados en el Frente Popular.
El
dinero circuló abundante, y las órdenes, concretas. «Debe triunfar el Frente Popular», era la consigna; pero no resultaba fácil su
cumplimiento, porque la opinión pública
estaba en su mayoría contra los extremistas,
y ya antes de la elección se veía
patente la derrota, lo mismo que en las
anteriores elecciones a diputados a Cortes, en las que los partidos de derechas habían logrado mayoría.
Los escrutinios no dejaron
lugar a duda. La votación de los Municipios fue por completo
favorable a los antimarxistas; pero, a pesar de todo, triunfó el Frente Popular.
¿Inexplicable? No; solamente imprevisible. El «éxito» se consumó por
un procedimiento tan simple como taimado, muy propio de la psicología comunista.
A pesar
de los pucherazos, rotura de urnas,
falsificación de actas, levantamiento de
cadáveres que votaban desde el otro mundo
y demás artes electorales, los escrutinios
arrojaron la espantosa proporción de menos de siete mil concejales de izquierdas contra más de veinte mil de derechas,
y entonces se puso en juego una maniobra
novísima en los comicios. Desde las
capitales de provincia se desplazaron a
los
Municipios correspondientes emisarios en jolgorio, con gran lujo de vítores y alboroto callejero, dando la
noticia de que el Frente Popular había
triunfado en toda España, y exigiendo que el mando municipal fuese entregado a los representantes de los partidos triunfadores.
Los
intimidados se creían ante una repetición de lo sucedido en las elecciones municipales de
abril de 1931, que dieron lugar a la República, y por temor a
represalias posteriores, a pesar de su
legítimo triunfo en la localidad, resignaban el
poder del Concejo en favor de los elementos izquierdistas. Se levantaba el acta de rigor, y quedaba así constituido el Ayuntamiento frentepopulista.
En los
casos que presentaban resistencia, las estacas arreglaban la cuestión, y también se
extendía el acta de constitución del
Municipio de izquierdas, sin más diferencia a los otros casos-que tal cual
cabeza estropeada.
El
triunfo del Frente Popular fue el más estupendo acto de vandalismo, desvergüenza y matonería políticas
realizado en España durante toda su larga
historia.
«Para un político experto no deben existir sorpresas. ¡Ya tuvimos bastante con la que nos dieron las derechas en las elecciones de 1934! Ahora estábamos prevenidos.» Así
replicó uno de los «triunfadores» a un correligionario que todavía conservaba
alguna decencia y ponía reparos a los procedimientos empleados.
Se celebró aquella
victoria con ruidosas manifestaciones, parecidas a las del 14 de abril célebre.
Hubo bailoteos en las calles, incluso en la
Puerta del Sol y en la Gran Vía, y desfile de mascaradas más o menos alegóricas; pero se notaba en todo aquello una falta de espontaneidad y de alegría, de que no carecieren los manifestantes en la proclamación de la República”.
De esto del “vínculo luminoso”, Su
Sanchidad no dice ni pío.
Continuará.
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