¿No hay que “recuperar la memoria histórica”
“zapateril” y la “democrática” de Su Sanchidad? Pues vayamos a ello.
Como
decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos
algo sobre el desorden, la indisciplina y las piquillas que había entre los
milicianos rojos.
El historiador británico Burnett Bolloten
(1909-1987), especialista en el tema de la Guerra Civil Española, nos dice en
la página 255 de su obra “El gran engaño.
Las izquierdas y su lucha por el poder en la zona republicanas”, Editorial
Luis de Caralt, lo siguiente:
“Los mayores problemas con que tuvo que enfrentarse Largo Caballero
fueron, indiscutiblemente, los defectos del sistema orgánico de las milicias; a
pesar de la proclama de Claridad, de
que la eficiencia de las milicias no podía ser mayor, estos defectos
constituían indudablemente las principales razones del rápido avance del
general Franco por el valle del Tajo (más de 450 kilómetros en 20 días) hasta
la capital española. Ciertamente no era por falta de combatividad, puesto que
en las luchas callejeras o en las pequeñas batallas contra un enemigo
localizado, los milicianos mostraron gran coraje; era más bien por falta de
adiestramiento y disciplina . . .
En el frente de Aragón, por ejemplo, según Jesús Pérez Salas,
oficial profesional y republicano leal que mandaba la columna Macíá-Companys en
los primeros meses de la guerra, era imposible llevar a cabo una operación
combinada que comprendiera las diferentes unidades. “Siempre que el Estado
Mayor decidía una operación de esta clase . . . se veía obligado a llamar a los
mandos milicianos a sus cuarteles y explicarles a todos el objetivo fundamental
de la operación y el papel que cada columna
iba a desempeñar. Consecuentemente, se iniciaba un debate, durante el
cual los mandos milicianos expresaban su acuerdo o desacuerdo, a menudo
forzando con su veto el cambio del plan original.
Esto era debido a que las órdenes, aún dentro de un mismo sector,
no se cumplían con precisión y a que siendo fuerzas de ideología muy distinta
las coincidentes en el frente, cada uno miraba el fracaso del vecino con cierto
grado de satisfacción. La CNT, que formaba la médula de las fuerzas, deseaba
con todo su corazón la derrota de sus enemigos políticos del POUM y el PSUC.
Estos, a su vez, abominaban de los hombres de la CNT”
En la próxima entrega veremos cómo se las
gastaban los jefes de los milicianos rojos con los homosexuales.
Continuará.
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