Así se intitula el librito de Regina García García, Publicaciones
Españolas, 1953, 31 páginas incluido Índice. Seguimos con este libro de esta señora
ex marxista.
En la página 5
se lee:
“Ya
puesta en marcha la J. S. U., se formaron los Grupos de Salud y Cultura,
integrados por jóvenes de ambos sexos, que semanalmente iban en excursión a la
Sierra de Guadarrama a hacer deportes.
Estos deportes consistían en el
desarrollo de supuestos tácticos para la
revolución comunista: organización de tumultos, asaltos a entidades
bancarias y a centros oficiales y prácticas
de tiro con armas cortas y largas, qué luego ejercitaban en las calles de la capital contra personas no afines al comunismo,
aunque ya entonces la impunidad absoluta no
cubría, como anteriormente, a los agresores.
Había surgido
un enemigo nuevo y peligroso: la Falange
Española, creada por. José Antonio
Primo de Rivera, hijo del general de
la Dictadura. Esta organización se presentaba con un aspecto también nuevo en
los enemigos del marxismo, alardeando de contenido social
revolucionario, muy semejante al de las J. O.
N. S., creadas por Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, pero, además,
animada de un espíritu combativo, necesario en aquellas circunstancias.
Los elementos de Falange
Española procedían de contingentes universitarios, principalmente hombres de formación cultural,
clase media y también elementos obreros,
que con rapidez alarmante iban conquistando a las clases menos
pudientes, empleados modestos, obreros y
campesinos, lo que no dejaba de
constituir una seria preocupación para
los marxistas.
Y sobre
todo y lo más grave: tenían una formación
y un contenido esencialmente castrense, con
un espíritu de lucha indomable.
Contra la nueva enemiga
arreciaron los ataques. Sin piedad se asesinaba a los falangistas
donde quiera que se hallasen; pero Falange Española contestaba a la agresión con la agresión y los comunistas tuvieron que
enterarse de que existía una juventud digna y
valerosa que no consentía el dominio de los lacayos
de Moscú.
Pronto
tuvieron lugar choques entre ambas fuerzas, como en el caso llamado de Merry del Val.
La
policía, reacia en la investigación cuando la víctima era antimarxista, extremó
entonces sus pesquisas contra los «enemigos del pueblo», como
calificó un sector de la prensa a los autores del tiroteo. Se identificó el coche; era el del señor Merry del Val, pero éste se encontraba detenido
desde meses antes por desafecto al régimen y,
por tanto, no podía ser de los que intervinieron en el suceso. Se
hicieron numerosas detenciones, se presionó a los detenidos en los interrogatorios, y todo resultó vano. No se pudo averiguar quién sacó el coche de Merry del Val de su garaje
y lo volvió a él, ni quiénes lo ocuparon la tarde
de referencia.
Estas contraagresiones se
repitieron. Ya no gozaban los pistoleros comunistas de inmunidad completa, aunque las autoridades siguieran con la misma lenidad que antes. La Falange vivía y actuaba, y esto indicó a los comunistas del
exterior que una fuerte reacción se incubaba
en España, contra la que era necesario apresurar el ritmo revolucionario, y
se procedió a la formación del Frente Popular español, con la unión de todos los partidos de izquierdas.
El
cotarro político, sobreexcitado desde la
abortada revolución de octubre de 1934, acusaba
cada vez mayor efervescencia. Cada
día surgían nuevos problemas y rencillas nuevas, a las que no se hallaba solución,
porque 'gobernantes y gobernados habían
perdido todo sentido de autoridad. El Presidente de la República, Alcalá
Zamora, no vio otra salida a la difícil
situación que la disolución de las
Cortes, usando la prerrogativa
presidencial que le permitía hacerlo dos veces durante su mandato, y las Cortes fueron disueltas en enero de 1936”.
Continuará.
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