El título completo del libro es “Los olvidados. Una tragedia americana en la
Rusia de Stalin”, autor Tim
Tzouliadis, edición en castellano de Randon House Mondadori, S.A., Editorial
Debate 2.010, 521 páginas.
Este libro nos narra la historia de
cientos de miles de norteamericanos que se fueron a la Unión Soviética, cuando
la gran depresión de los años 30 del siglo pasado, en busca de mejor vida y de
oportunidades, vida y oportunidades que acabaron en tragedia.
Algunos de ellos fueron ejecutados a los
pocos años de llegar al “paraíso”. Otros perecieron en los “campos de
reeducación” comunistas. Es también la historia de la Unión Soviética y su
terrorífico y espantoso funcionamiento denunciando sus “gulags” y la miopía de
Occidente.
Aquellos ilusos americanos, cegados por la
propaganda del mundo soviético, lo primero que hicieron fue presentarse en la
embajada de EE.UU. en la URSS, para solicitar ayuda. Y la realidad salió a
relucir: habían perdido su nacionalidad y su destino no importaba a nadie. Fue
una auténtica odisea. Pocos sobrevivieron al terror e intentaron dar a conocer
a la opinión pública sus sufrimientos. Pero, claro, los de la internacional de
la mentira y de la memoria histórica comunista, han trabajado para que esto no se
conociese.
La Unión Soviética pensaba por aquel
entonces que el capitalismo tocaba a su fin y prometía la “salvación” a todo el
mundo. El engaño y la mentira, como siempre, estaban servidos. Sus planes
quinquenales, auténticos disparates económicos y sociales, eran el reclamo para
los ilusos.
Llegó a tal extremo la propaganda, que en
el año 1.931 el periódico New York Times
publicó una noticia diciendo que en ese año había cien mil peticiones de
emigración a la Soviet Trade Organitation, que era conocida con el nombre de
Amtorg. Dicha organización había abierto unas oficinas en Manhattan, ofreciendo
cinco mil empleos. Los trabajadores que aceptaron ese “empleo” creyeron que su
porvenir estaba resuelto y que habían tenido mucha suerte. La verdad fue que la
suerte la tuvieron los trabajadores que no pudieron emigrar.
Como decíamos anteriormente, la propaganda
fue tan brutal que el mismísimo G.B. Shaw dijo por la radio americana que el
capitalismo estaba en bancarrota y que “sólo
el barco ruso navegaba sin sobrepeso”.
Todo el terror de lo que fue la Unión
Soviética, está reflejado en unas palabras del disidente soviético, condenado a
trabajos forzados por su “actividad anti-voviética”: “Nosotros, matamos y matamos y matamos”.
Recomendamos leer los capítulos
intitulados “El Terror, el terror”,
página 93 y “Sumisión a Moscú”,
página 153. De ellos comentaremos algo en la próxima entrega.
En fin, y como siempre, libro recomendado
para los de la memoria histórica y para los de la internacional de la mentira,
del odio y del terror.
Continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario