Seguramente
ustedes habrán visto esta pancarta gigante en el campo de Barcelona, en un
partido de eso que llaman fútbol, y según algunos, algunas y “algunes”,
“furbo”.
Como ya sabrán, en “Catalonia” hay grandes manifestaciones pidiendo la secesión
de esta región. La verdad es que no entendemos cómo se pueden celebrar
este tipo de manifestaciones si, como se nos dice machaconamente, estamos en un
Estado de Derecho. Si efectivamente fuese así, tales concentraciones hubiesen
sido disueltas y no se hubiesen permitido. Aprovechando la riqueza de nuestro
idioma que, por el mero hecho de sustituir una sola letra cambia totalmente el
sentido de la palabra, ¿no estaremos en un Estado de Desecho, en vez de
Derecho?
Las mentiras históricas que se han contado a la gente para llevarla hasta estos
extremos, han sido enormes e increíbles. No hay más que leer “Adios,
España. Verdad y mentira de los nacionalismos”, escrito por Jesús Laínez,
Ediciones Encuentro, 2.004, prologado por Stanley G. Payne, libro comentado en
este blog con fecha 16 de agosto de 2.022.
El autor (Santander 1.965), abogado, empresario y colaborador en varios medios
de comunicación, nos muestra en este libro, con erudición y mucho sentido
común, todo el trasfondo histórico sobre los nacionalismos, sus
pseudomitologías y sus imposturas al hacer circular una serie de inventos que
mucha gente ingenua se cree a pies juntillas. La lectura del libro, a pesar de
sus 834 páginas, resulta amena y nada tediosa.
En la última página se puede leer:
“Por amor a Cataluña, por amor al País Vasco, tal vez sea el momento de
infundir a toda España el mismo amor por la identidad común, que bien podría
eclipsarse en el curso de esta generación. Si por el contrario, más por odio a
España que por amor a lo vasco o a lo catalán, alguien persiste en cerriles
separatismos medievales, sabremos algo con certeza: no sólo son enemigos de la
nación española, sino también de Cataluña y del País Vasco”.
Como sabrán, en la muchas concentraciones-manifestaciones-convocatorias, se
quemaron banderas de España, pidiendo que “Catalonia” sea un nuevo
Estado de Europa.
Y para remachar el clavo, y como ya sabrán también, el nuevo código de barras para los productos fabricados en “Catalonia”, ya no empieza por 84, como los de España, sino por 15. Personalmente, damos las gracias ante esta medida porque ya sabemos los productos que no hay que comprar.
Terminamos con una frase pronunciada en su día en una “homilía” de D. Javier
Novel, obispo de Solsona (Lérida):
“Estar a favor de la independencia de Cataluña es perfectamente legítimo
moralmente”. El único comentario que se puede hacer sobre este disparate,
es preguntarse si la Conferencia Episcopal no tiene nada que decir sobre estas
palabras. Si permanece callada, mal asunto.
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