Como decíamos en nuestro
anterior artículo, los conceptos de progresista y derechona eran, y son, empleados
como armas arrojadizas en épocas de votaciones, o en épocas normales. Una vez
visto lo de la “derechona”, demos un vistazo al término “progresista”, “fuerzas
progresistas”, “pensamiento progresista”, etc.
Tales frases y palabras
referidas al “progresismo”, se emplean como cautivadoras en peroratas
mitineras, aunque no aparezcan en ningún discurso medianamente coherente, salvo
las excepciones de cuatro pedantes sociatas y “comuniatas” que se aprovechan de
la masa totalmente despersonalizada.
Veamos la etimología de la
palabra progreso. Viene del nombre latino de “Progressus”, que viene a su vez
de “progedior” que significan ir adelante, avanzar hacia una meta sea del tipo
que sea. Es decir, lo que se persigue es un fin, y como los humanos perseguimos fines y actuamos por
fines, resulta que todos somos progresistas.
Pero el asunto cambia cuando sociatas
y “comuniatas” hablan de progreso, ya
que nos quieren transmitir muy sibilinamente que los demás partidos no tienen
esa capacidad de “progreso”. Este progreso lo pretenden patentar el PSOE y el
PC, sin darse cuenta que, con las tecnologías actuales tales como Internet,
ordenadores, satélites y un largo etc, es prácticamente imposible. Además,
estos del “progreso” tienen que dejarse de tanta especulación sobre el futuro y
mirar un poco para atrás analizando su pasado. Probablemente se conseguirá más
aprendiendo de los inmensos errores que han tenido a lo largo de la historia.
Además, están encerrados en
cuatro dogmas, consignas, tópicos, etc. Así, cuando se les habla del origen del
hombre y demás, te saltan con la evolución, sin haber leído jamás a Darwin y
silenciando, por ignorancia o mala fe, que éste reconoce la existencia de un
Ser Supremo.
Y para terminar, y muy “ad
hoc” con los tiempos que vivimos, recordar unas palabras de Carlos Luis de
Secondat, barón de Montesquieu, esa lumbrera del Siglo de las Luces y de La Razón,
muy invocado por los progres cuando les interesa. La citada lumbrera decía
sobre los negros:
"El azúcar sería más caro si no se
hiciera trabajar a los esclavos en las plantaciones que la producen. Los
individuos de que se trata son negros de pies a cabeza, y tienen la nariz tan
aplastada, que es casi imposible tenerles lástima. No es posible imaginar que
Dios, que es un ser sabio, haya puesto un alma en un cuerpo enteramente
negro... Una prueba de que los negros no tienen sentido común es que no
aprecian el oro. Es imposible suponer que estas gentes sean hombres".
En fin,
sin comentarios.
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