Los de la internacional de la mentira, del
odio y del terror, repiten machaconamente que la igualdad es sinónimo de
justicia. Que se lo pregunten a los aforados, algunos de ellos “aforrados”,
entre los que se encuentran muchos sujetos de dicha internacional.
La única igualdad que hay entre las
personas es su condición de seres humanos y, obviamente, el último fin.
Los susodichos de la internacional, no
entran por el aro, o no quieren comprender, que los seres humanos tenemos
nuestras diferencias legítimas por las razones que sean: por mayor fuerza
corporal, por mayor fuerza espiritual,
por mayor inteligencia, por mayor capacidad de trabajo, por mayor voluntad,
etc, etc. La verdadera sociedad se forma armonizando y coordinando precisamente
esas diferencias.
El ejemplo manido sobre esto es el del
cuerpo humano. Como es sabido, cada miembro o parte del cuerpo, es diferente y
desempeña funciones distintas. Pero todo ello debidamente coordinado, hace un
organismo dispuesto y apto para las distintas actividades.
Si todas las personas fuesen iguales,
sería una sociedad deformada.
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